Capítulo 34

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Otro mes después...

—¿Ya encontraron algo?

—Si — Miro el montón de cajas apiladas detrás de la puerta — El departamento que vimos ayer es pequeño, pero está cerca del trabajo de John.

—¿Y ya firmaron?

—Si. Empezaremos a llevar las cosas poco a poco.

—Liz, sabes que no hay prisa, pueden quedarse aquí el tiempo que sea necesario...

—Lo sé, pero necesitamos nuestro propio espacio Amanda, sobre todo ahora que John es un poco más independiente.

—Son muchos cambios en poco tiempo, ¿Segura que estará bien?

—Espero que si, está muy animado.

—Por cierto, ¿En donde está?

—Llamando a su padre para decirle — Acomodo otro montón de libros en la caja — Estos bebés regresarán a la casa de Ray.

—¡Uy! Hablando de eso... ¿Ya le dijiste?

—¿A papá? — Rayos — No, porque sé que va a aparecerse por aquí tan pronto como se lo diga, así que prefiero llamarlo cuando ya estemos instalados en el nuevo departamento.

—Si él pregunta, yo siempre estuve en contra de que vivieran solos, ¿Okey?

Me guiña un ojo y toma de nuevo su vaso de agua para salir de mi habitación. La escucho cruzar algunas palabras con John, luego él aparece sonriente en la puerta.

—¿Cómo te fue?

—Genial. Papá está muy sorprendido y dice que quiere conocer nuestro nuevo lugar.

—¿Está de acuerdo?

—Si — Una sonrisa enorme se estira en sus labios — Dijo que si necesitamos ayuda con algo, no dudemos en pedirlo.

—Oh, vaya. Supongo entonces que tenemos que ir a Lago Cunningham por el resto de tus cosas, ¿No?

Él asiente repetidamente, sus ojos grises brillantes de emoción hacen que yo también sonría.

—¡Roomies! ¡La cena está lista! — Grita Amanda — ¿Me escucharon? ¡No sexo antes de la cena!

—¡Amanda! — Le grito para que se calle — Juro por Dios que no eres una buena influencia para ella.

Lo acuso y él vuelve a reír encogiendo sus hombros como si no fuera el responsable de que mi amiga boca suelta sea también indiscreta.

Vamos hasta la barra de la cocina donde Amanda está sirviendo el pollo agridulce en platos con un montón de espagueti y especias. Ya que es una de nuestras últimas cenas juntos, saco tres copas y las lleno de vino tinto.

—¡Por nosotros! Porque siempre seamos los tres mosqueteros — Se ríe la rubia — ¡Oh! ¡Y por ustedes! ¡Que han decidido abandonarme en este departamento que llenaré de gatos!

—¡Amanda!

—¿Qué? — Se ríe.

—Sabes que siempre podrás visitarnos...

—Es un hecho que estaré ahí cada noche para cenar con mis mejores amigos — Nos señala con su tenedor que lleva enredado el espagueti — Ya saben, para que no me extrañen.

—Claro — Le sonrío pero John niega levemente con la cabeza, así que pellizco su pierna.

—Auch — Se queja bajito.

—Terminemos de cenar porque se enfría — Señalo los platos — ¿Más vino?

Después del pollo agridulce y las galletas de la fortuna, recojo los contenedores vacíos para llevarlos a la basura mientras Amanda lava los platos.

De pronto el timbre del departamento suena, haciendo que ella y yo nos miremos confundidas.

—¿Esperas a alguien? — Le pregunto.

—No — Se limpia las manos en la toalla de la cocina — Voy a ver quién es.

Se pasa las manos por el cabello y abre la puerta. No sé quién es, pero la sonrisa en su rostro me indica que es alguien que tiene completamente su atención.

—¿Si?

No escucho la respuesta, pero estira un mechón de su cabello como cuando quiere verse coqueta. Se ríe un poco y mira hacia el pasillo.

—¡John! ¡Te buscan!

¡Ay, Dios!

Charles está aquí... Ya pensó bien las cosas y viene a llevarse a mi chico. John aparece por el pasillo de las habitaciones y se acerca despacio hacia Amanda.

—¿Quién es? — Dice confundido.

No resisto más la curiosidad y me acerco a ellos para mirar a la persona en la puerta... Un rubio odioso que me hace retorcer de coraje.

—¿Qué quieres? — Le gruño con los dientes apretados.

—Hola cuñada — Sonríe de forma tan falsa que me provoca golpearlo — Papá dijo que el pequeño Johnny ya no vivirá con nosotros, así que quise ayudar y traje sus cosas.

Señala hacia las dos maletas grandes detrás de él y vuelve a sonreír... A Amanda.

—Estás feliz de tenerme lejos, ¿eh? — Pregunta mi chico.

—Creo que te hace bien madurar — La seriedad en su voz casi me convence — Y quise ser un buen hermano...

—Si, como no — Cruzo los brazos sobre mi pecho para evitar la tentación de golpearlo — Seguro estás planeando ya una gran fiesta para celebrar.

Las palabras de Charles Graham vuelven a mi cabeza cuando miro fijamente a Kyle y siento un poco de lástima. Tanto tiempo sintiendo enojo por su hermano menor y es precisamente él quien se merece ser llamado bastardo.

—No te preocupes — Digo finalmente — Espero que puedas vivir tu vida con tranquilidad, porque créeme que nosotros no pensamos en ti. Gracias por traer sus cosas, me salvaste de ver de nuevo a Bertha.

—¿Quién es Bertha? — Pregunta confundido.

Me acerco para tomar las maletas y le entrego una a John para que la lleve hasta la habitación. Yo tomo la otra para llevarla, pero el ceño fruncido de Amanda llama mi atención.

—¿Éste es el hermano de John? — Señala al rubio y él sonríe — ¿El que dijiste que era un grandísimo idiota?

La sonrisa se le borra al instante.

—Si, él es Kyle Graham.

Tengo que presionar mis labios fuerte para no reírme cuando ella vuelve a mirarlo con los ojos entrecerrados.

—¿Eres malo con mi amigo John?

Insiste la rubia y Kyle me mira con incomodidad. ¿Quiere que yo responda a esa pregunta? Arqueo una ceja mientras espero su respuesta.

—Yo... — Balbucea.

—Agh, qué lástima — Amanda cierra la puerta justo en sus narices para volver a la cocina — Se veía lindo.

—¡Eres la mejor, Amanda!

Luz y SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora