— Su gracia — Viserys miró atentamente al Señor del Norte. Había pedido una audiencia privada hacía menos de una semana y justo aquel día había sido concedida. El rey se preguntaba qué necesitaría el Señor del Norte para solicitar tal encuentro.
— Lord Stark, ¿qué desea de la corona? — preguntó, invitándolo a tomar asiento frente a él, con un gesto que reflejaba tanto curiosidad como cortesía.
— Deseo hablar de un tema importante con usted, majestad — dijo Cregan Stark, realizando una breve pausa mientras tomaba asiento. Viserys notó un cierto nerviosismo en sus ojos, lo cual no era común en el solemne y siempre seguro Señor del Norte. — Sobre la próxima Lady Stark.
El rey frunció el ceño ante aquella declaración. No entendía por qué tendría que interferir en el matrimonio del Señor del Norte, siendo este asunto uno de naturaleza profundamente personal y familiar.
— Como jefe de su casa, usted se encarga de los matrimonios de su familia — dijo Viserys, pensando rápidamente en las implicaciones de esta conversación. ¿Acaso quería Cregan casarse con su hija? Pensó en la idea y la encontró adecuada. Sería un buen partido para su Helaena. Aunque, quien estaba a cargo de los matrimonios era su esposa, Alicent, y así lo hizo saber.
— Mi señor, mi esposa es la encargada de los matrimonios de mis hijos. Si ella lo aprueba, puede venir a mí para sellar el contrato matrimonial — respondió Viserys, con la esperanza de que esto satisfaría las intenciones de Cregan.
Cregan frunció el ceño, claramente confundido. No estaba interesado en ninguno de los hijos del soberano.
— No me entiende, majestad. Con todo respeto, no estoy interesado en ninguno de sus hijos. Mi deseo es desposar a su sobrino, el príncipe Draco, hijo de su hermano, el príncipe Daemon. — aclaró Cregan, tratando de mantener su tono respetuoso a pesar de la naturaleza inesperada de su petición.
Los ojos de Viserys se abrieron con sorpresa. ¿Acaso Cregan sabía del sexo del dragón? No, aquello era imposible. Solo su familia más cercana lo sabía. Ni siquiera Rhaenys lo sabía, o eso creía él. La revelación de Cregan lo había tomado completamente desprevenido.
Con esto en mente, solo podía haber una opción: que el Señor del Norte se hubiera interesado por sí mismo en su sobrino.
— Esta es una petición bastante apresurada, mi señor. Mi sobrino es un hombre. ¿No le preocupa no poder tener un heredero? — preguntó Viserys, evaluando cuidadosamente la respuesta de Cregan, sabiendo que de esta dependería su decisión sobre la propuesta.
— Ya ha habido matrimonios entre dos hombres de grandes casas, mi señor. Tengo una hermana; veré herederos de mi sangre. No representa ningún problema casarme con su sobrino — respondió Cregan, con firmeza en su voz. Dándose cuenta de que el rey aún parecía reacio ante su propuesta, decidió ofrecer algo más tentador. — Como dote del matrimonio, ofrezco 500 mil dragones de oro a la casa de mi futuro esposo.
Ahora sí, el rey estaba sorprendido. No sabía que el Norte tuviera tal riqueza, y bueno, no era algo que Cregan presumiera. Esta oferta era más que generosa y requería una consideración seria.
— También ofrezco una mina de gemas preciosas que será exclusivamente para la corona, igualmente como parte del dote — añadió Cregan, esperando que esta oferta adicional inclinara la balanza a su favor.
Viserys debía admitirlo, era una propuesta demasiado difícil de rechazar. Pero debía pensar bien las cosas. Meditó varios minutos, sopesando las implicaciones políticas y personales de aceptar esta unión. Cregan simplemente se quedó callado, esperando una respuesta, orando a los dioses antiguos por una respuesta positiva.
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Otro Targaryen
Fiksi PenggemarDraco está desarrollando una nueva poción, cuando sin querer mescla algo que no debía y termina en otro mundo y en otra época, muy diferente a la suya Grandes eventos que serán cambiados, parejas que no fueron y herederos que no debíeron existir, se...