23 - ¿Otro?.

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Aegon soñado con estar recostado en el regazo de alguien, su cabeza descansando en un peso cómodo y familiar

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Aegon soñado con estar recostado en el regazo de alguien, su cabeza descansando en un peso cómodo y familiar. Los dedos de Draco acariciaban sus cabellos rubios platinados, idénticos a los suyos, mientras tarareaba una vieja nana francesa que resonaba con la dulzura de tiempos olvidados.

—Aegon —el tarareo se detuvo justo cuando Draco llamó al chico recostado sobre sus piernas. Sus dedos seguían cepillando lentamente los largos mechones.

—Mm —fue todo lo que recibió por respuesta, lo que hizo que Draco sonriera.

—¿Alguna vez te arrepientes? —Aegon abrió los ojos, buscando los de su pareja con una mezcla de curiosidad y cariño.

—¿De qué? —preguntó genuinamente curioso.

—De dejar el trono, de olvidarte de la idea de ser rey.

—No, nunca —respondió Aegon con una suave sonrisa, que sorprendió a Draco por lo rápida y decidida que fue la respuesta.

—¿Por qué?

—Nunca quise el trono, no estaba destinado a mí, no era mío, y nunca lo quise —fue su simple respuesta. Y como respuesta, Draco le dio un dulce beso en los labios, uno que lo hizo sonreír amorosamente.

—Te...

El sueño se desvaneció antes de que pudiera responder, dejándolo con un anhelo doloroso en el pecho al despertar.

El sudor corría frío por la frente de Aegon mientras su pecho se agitaba pesadamente, luchando por disipar la neblina del sueño—¿o quizás una visión? El estremecimiento que lo atravesó se intensificó al recordar los detalles, pero todo se esfumó t...

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El sudor corría frío por la frente de Aegon mientras su pecho se agitaba pesadamente, luchando por disipar la neblina del sueño—¿o quizás una visión? El estremecimiento que lo atravesó se intensificó al recordar los detalles, pero todo se esfumó tan rápido como había llegado.

Sintió el agua fría escurrir por su cuerpo, su mente aún atrapada en los resquicios del sueño. Con enojo, dirigió su mirada al causante de su abrupto despertar. Frente a él estaba su madre, Alicent, con una criada a su lado sosteniendo lo que parecía ser un jarro, la causa evidente de la inundación que ahora empapaba tanto a él como a su cama.

Aegon apartó con saña las mantas mojadas, intentó ponerse de pie, pero un fuerte mareo lo hizo fallar miserablemente. La resaca lo golpeaba con la fuerza de una tormenta, dejándolo vulnerable y furioso.

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⏰ Última actualización: Sep 01 ⏰

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