Pestañeó repetidas veces, sintiendo cómo su cabeza palpitaba y cada músculo de su cuerpo le dolía. El suelo bajo sus pies se sentía duro y áspero, como roca. Inhaló profundamente en busca de aire y a sus fosas nasales llegó una suave brisa con olor a mar.
Finalmente logró enfocar su vista y lo primero que vio fue un cielo azul salpicado de nubes y aves en vuelo, además de un hombre... ¡¿Un hombre?! El individuo tenía un aspecto bastante peculiar, con cabello del mismo color que el suyo, al menos en cuanto al color se refería, porque en cuanto al largo, había una gran diferencia.
Este hombre ahora le apuntaba con una espada.
-¿Quién eres? -preguntó el hombre, haciendo que tragara grueso al escuchar su voz demandante.
-Y a ti qué demonios te importa -respondió de mal modo, sin poder evitarlo. Para su sorpresa, en lugar de atravesarlo con su espada, el hombre solo sonrió de forma burlesca.
-Así que tienes carácter -se burló, la espada en su cinto de cuero-. Vamos, ponte de pie -le extendió una mano para ayudarlo a levantarse.
Tomó la mano que le ofreció y se puso de pie con una mueca de dolor, sintiendo como si hubiese caído desde un lugar muy alto hasta chocar con el duro suelo. Por alguna razón, el dolor en su espalda le recordaba cuando su padre lo castigaba en la mansión.
-Qué ropa tan peculiar -escuchó la voz del hombre y ahí recordó que aún traía puesto su uniforme de Slytherin, solo que sin su capa, pues en el momento en el que estaba preparando la poción se la había quitado para mayor comodidad.
Asustado, buscó en sí mismo su varita y suspiró aliviado al sentirla en la manga de su camisa.
-Eso debería decir yo -respondió mirando la ropa del hombre. Se notaba que usaba telas más o menos finas, o por lo menos no las que él estaba acostumbrado a ver. Claro que al menos sabía que un granjero no usaría esa ropa-. ¿Por qué traes una espada? -preguntó de repente, una idea cruzando por su mente. ¿Y si era un muggle? Pero según él, los muggles ya no usaban espadas, sino unas cosas llamadas "pistolas", que, a su parecer, era un nombre muy vulgar.
-La pregunta sería ¿por qué no la traería? -el rubio mayor lo observó de pies a cabeza, había algo en el joven que le parecía familiar, demasiado a decir verdad, se puso pálido de repente, ¿y si era un bastardo suyo?-. ¿Quién es tu madre?
-¿Por qué te importaría quién es mi madre? -preguntó a la defensiva, él no tenía por qué hablar con un desconocido sobre su hermosa madre.
-Solo dilo -ordenó y Draco prefirió hacer caso, sintiendo una poderosa aura alrededor del tipo, algo extraño en un ser sin magia.
-Se llama Narcisa -respondió.
Daemon miró al joven frente a él, rubio platinado cómo solo un Targaryen podía serlo, facciones demasiado parecidas a las suyas, tal vez su piel pálida y lechosa cómo la que tuvo alguna vez, antes de tantas luchas y el nombre de la mujer que le trajo al mundo le resultaba familiar-. Pero no tiene ojos violetas -susurró para sí mismo, pero Draco alcanzó a escuchar.
¿Ojos violetas? pensó y la magia dentro de él revoloteó como enviando una señal-. Tengo ojos violetas -afirmó el rubio y Daemon lo miró con clara desconfianza, claramente él podía ver que sus ojos eran de color plata.
-No te atrevas a mentir -espetó molesto.
-Voy a probarlo -pestañeó varias veces, y en una de ellas sus ojos pasaron de plata líquida a un violeta idéntico al suyo.
-Eres mío -susurró con sorpresa, no siempre uno se encuentra a su hijo bastardo desmayado en la costa.
-¿Qué? -pronunció Draco estupefacto.
.
.
.
.
.
.
.Capitulo corregido.
Bye bye 💚
ESTÁS LEYENDO
Otro Targaryen
FanficDraco está desarrollando una nueva poción, cuando sin querer mescla algo que no debía y termina en otro mundo y en otra época, muy diferente a la suya Grandes eventos que serán cambiados, parejas que no fueron y herederos que no debíeron existir, se...