- Pensé que no sabías quién era - dijo mientras hacía señas a una de las "meseras", que seguramente era una prostituta, para que le sirviera otra cerveza, a lo que esta de inmediato cumplió con el pedido del Príncipe.
- No lo sabía al principio. Después de todo, he visto a muchos otros con su cabello, alteza - sonrió de medio lado, recostándose contra el respaldo de la vieja silla que crujió bajo su peso. Era un milagro que no se hubiera roto ya - Los hombres de su casa no son los más fieles a sus esposas, que se diga - miró a su alrededor, dándose cuenta de que varios ojos se habían posado sobre ellos. Seguramente conocían al príncipe rebelde por sus constantes visitas y les parecía muy extraño que estuviera sentado con un joven muy parecido a él. Incluso pudo escuchar unos cuantos susurros apagados que intentaban pasar desapercibidos, fallando totalmente.
Al parecer, los chismes eran muy rápidos en Desembarco del Rey. No dudaba que la familia de su supuesto padre se enterara pronto de su existencia, especialmente cuando el príncipe rebelde mostraba tanto interés por él.
- Eso no te lo niego - sonrió mientras daba un sorbo a la nueva cerveza que le habían traído. Él prefería el vino, pero era difícil encontrar un buen vino en aquel lugar - ¿Dónde vives? - preguntó con cierto interés en su mirada.
El menor ladeó la cabeza pensativo hasta que finalmente respondió - No tengo un lugar fijo. Duermo por aquí y por allá, donde encuentre un lugar lo suficientemente cómodo para dormir - respondió mientras jugueteaba con el borde de su camisa.
- Tu ropa es bastante extraña, ¿lo sabes? - Draco bajó la mirada, pensando en una razón para justificar su atuendo tan diferente al de la gente de aquellos lugares.
Al no ocurrírsele ninguna razón lo suficientemente razonable, prefirió solo encogerse de hombros, agradeciendo grandemente que el otro rubio no preguntara más por su ropa.
Draco miró a su "padre" y preguntó - ¿Por qué tanto interés en mí? ¿No me diga que le nació el instinto paterno y quiere hacerse cargo de mí y recuperar el tiempo perdido? - recargó sus codos sobre la mesa con una sonrisa burlona pintada en sus labios.
Daemon bufó exasperado. Ese niño tenía demasiado carácter, incluso para su propio bien, pero eso, una vez más, solo le recordó a sí mismo. - Si eres realmente mi hijo, no voy a dejar que sigas viviendo en las calles como cualquier otro bastardo. A diferencia de lo que todos creen sobre mí, no soy capaz de abandonar a mi propia sangre - miró a su "hijo" a los ojos - La sangre del dragón es espesa - musitó suavemente mientras terminaba su bebida.
El menor solo guardó silencio. Su plan estaba saliendo bastante bien, mucho más de lo que él esperaba realmente. Pensó que el tipo solo le daría algo de dinero que le serviría en aquel mundo, suficiente para que al menos no muriera de hambre en aquel lugar. Pero resulta que el hombre quería hacerse cargo de su hijo bastardo. Era chistoso, en cierto sentido. Lo más probable es que el bastardo verdadero de aquel hombre estuviera ahí por las calles mientras él usurpaba su lugar, pero la verdad es que eso no era su problema.
- ¿Qué planes hacer entonces? - preguntó, apartando la vista de aquellos ojos violetas que lo miraban fijamente.
Daemon lo pensó durante varios minutos, donde se quedaron en silencio mientras se escuchaban de fondo la risa de algunos borrachos y gemidos de las "señoritas" que estaban complaciendo a algún cliente.
- No sé si eres mi bastardo - Draco sudó frío - pero hay una manera de comprobarlo - El menor elevó una ceja ante aquello - Si por tus venas corre la antigua sangre valyria, lo sabré - dejó unas cuantas monedas sobre la mesa mientras se ponía de pie - Vamos, tengo que arreglar una audiencia con mi hermano - Draco pudo ver cómo rodaban los ojos del príncipe rebelde al mencionar a su hermano.
El bastardo se puso de pie con una notoria confusión - ¿Para qué al rey? - preguntó, empezando a seguir a su "padre" a la salida del lugar, recibiendo las mismas miradas que cuando entró.
- Hay una rata en el consejo que le encanta vigilarme. A este paso, el rey sabrá de tu existencia por su boca venenosa. Lo mejor es que te presentes ante él cuanto antes.
En las afueras del lugar, dos guardias esperaban. Eran los fieles guerreros del príncipe, los Capa Dorada.
-Dame tu capa -ordenó el príncipe. Aunque el guardia al principio parecía confundido ante la petición, no dudó en entregársela. Cuando el príncipe la tuvo en sus manos, la colocó en los hombros del joven y le puso la capucha.
-No quiero más chismes por Desembarco del Rey cuando vean al príncipe entrar con un chico muy parecido a él, que nadie haya visto antes.
Draco solo se encogió de hombros mientras acomodaba la capa para que cubriera su cabello rubio platinado.
Siguió al príncipe por las calles para llegar al castillo, mientras los guardias los seguían desde atrás.
El menor no pudo evitar sentirse nervioso. Si descubrían su mentira, podía morir, pero como buen Slytherin, lo ocultó todo bajo una máscara.
- No te pongas nervioso antes de tiempo -se burló el rubio mayor y Draco bufó indignado.
Capitulo corregido.
Por cierto finjamos que las capas que usan los guardias de la ciudad tienen capucha 😫
Bye bye 💚
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Otro Targaryen
FanficDraco está desarrollando una nueva poción, cuando sin querer mescla algo que no debía y termina en otro mundo y en otra época, muy diferente a la suya Grandes eventos que serán cambiados, parejas que no fueron y herederos que no debíeron existir, se...