La diosa, llamada Anael, personificaba el amor y la pasión, sus ojos mieles dulcificaban a cualquiera. El demonio legión Asmodeo, era la oscuridad encarnada y dios de la lujuria, su sonrisa era un abismo de tentación.
Los hilos de su existencia los...
Se acercó y la rodeó mirándola con ensimismo. Se colocó frente a ella buscando su mirada destilante como la miel, alzó su mano y la posó sobre su mejilla, ella sintió ese fuego de su tacto que calentaba su piel, la tocaba y la miraba como si contemplará la perfección. En medio del silencio y con cautela su cara bajó posando sus labios sobre los de ella, y algo ardió y quemó por dentro, de ambos. Ella sin saber un porque abre su boca y sus labios se fundieron en lava. Ella y él eran dos almas que vagaban por el tiempo buscándose uno al otro, porque eran amantes eternos viviendo en dos mundos distinto, buscándose mutuamente para revivir así el karma que los une a ambos, ese amor que no muere, que no cesa, que no se extingue, él vive por ella y solo él la hace sentir, eran dos polaridades distintas, él fuego ella agua, él infierno ella cielo, dos vidas, dos corazones… Ella diosa y el demonio, solo eran dos almas gemelas uniéndose después de tanto tiempo de estar separados. . .
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