La diosa, llamada Anael, personificaba el amor y la pasión, sus ojos mieles dulcificaban a cualquiera. El demonio legión Asmodeo, era la oscuridad encarnada y dios de la lujuria, su sonrisa era un abismo de tentación.
Los hilos de su existencia los...
Y el recuerdo de lo sucedido esa noche avasalla su cabeza. Los ojos de Legión Asmodeo fueron como dagas de fuego cuando Anael le confesó entre lágrimas lo que por él sentía. Sus palabras fueron espadas que atravesaron su moribundo corazón, era frío, era hiriente y poco le importó el dolor que causaba en esa mujer que solo decía amarlo…
¿Perdí yo en amarlo como lo hice?, Pregunta la diosa afligida mirando la penumbra de la noche a través de su ventana.
-No.
Una voz habla haciendo que se gire.
-Amar es una de las cosas más maravillosas de la vida aún sabiendo las pérdidas que eso pueda implicar, amar verdaderamente es una ganancia, amar te hace menos egoísta y más empático, libre y pleno aún amando a la persona equivocada…
La diosa forzó una sonrisa mirando fijamente al ser con grandes alas que emanaba luz frente a ella.
-El que no ama se pierde el sentir la felicidad del otro, se pierde el tener un lugar seguro en unos brazos, se pierde hasta lo sublime de la intimidad… Aprecia la soledad, pero cuando llegue el momento no tengas miedo y solo ama.
Y con ojos llorosos la diosa lo envuelve en sus brazos sintiendo un poco de consuelo en su dolido corazón.
-Así lo haré… Papá. . .
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