La diosa, llamada Anael, personificaba el amor y la pasión, sus ojos mieles dulcificaban a cualquiera. El demonio legión Asmodeo, era la oscuridad encarnada y dios de la lujuria, su sonrisa era un abismo de tentación.
Los hilos de su existencia los...
Estaba perdido, la tentación de su boca lo llamaba como si imanes fueran, anhelando así, probar la miel de sus besos, y no resistió y subió a los cielos en busca de su encuentro. Las ventanas hicieron un fuerte ruido al abrirse bruscamente. Ella lo esperaba, en un transparente vestido blanco que se movía con el viento que entraba por el ventanal. Los pies de Legión Asmodeo tocaron en piso al descender y con pasos lentos se acerco a ella y sin perder tiempo la besó, y separándose de su boca contempló su mirada. El demonio se dio cuenta que esos labios ya no podían estar separados de los suyos, porque la boca de Anael y la suya llevaban los nombres de cada uno impreso en un tatuaje invisible para los demás, pero no para ellos. . .
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