CAPÍTULO-15

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-No tienes que tener miedo mi amor-Le decía la diosa a su ser tenebroso mirando sus ojos llameantes como un volcán-Yo no me iré de tu lado,
yo jamás te haría daño.

Aún así él la miró con frialdad en su mirada y dándole la espalda se marchó.

La diosa con sus ojos llorosos se tumbó en el suelo de su oscura habitación,
afligida y cabizbaja.
Sus grandes alas la envuelven dándole consuelo a su herido corazón.

Él le ofrece lo peor de sí,
y aún así ella no entiende esa manera tan masoquista que tiene de amarlo.
Pero su mirada llorosa se levanta y secando sus lágrimas procede a levantarse del suelo con lentitud,
y a pasos lentos camina hacia la gran ventana de su habitación.
Sus manos se apoyan al borde del ventanal y su mente evoca el recuerdo de todo lo vivido con su demonio.
Sus pieles bañadas en sudor,
el balanceo de sus cuerpos cuando encajan a la perfección y la respiración agitadas de ambos cuando el éxtasis estalla en sus cuerpos.
Y recuerda también que ese ser del Inframundo tiene la capacidad de transformar su infierno en paraíso con solo tocarla.
Y entonces la diosa comprendió que muchas veces el deseo es más fuerte que la cordura de la razón.
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 Y entonces la diosa comprendió que muchas veces el deseo es más fuerte que la cordura de la razón

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YO TU DIOSA, TÚ MI INFIERNO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora