CAPÍTULO-8

105 26 0
                                    

Y la poseyó como el demonio que era, tan sátiro,
tan animal.
Sus dedos se clavaron en su piel blancuzca,
la hacía suya como en siglos pasados. Su lengua se entrelazaba con la suya y su gran falo de medidas incalculables se enterraba en su cavidad húmeda con vehemencia.

-«Mía»-Le susurró él en su oído.

-Tuya. Solo tuya-Le reafirmó ella entre jadeos sollozantes.

«Despertó»

Y podía sentir el dolor en su entrepierna,
se tocó ahí para cerciorarse que ese demonio la hizo suya entre sueños. Las marcas eran la prueba que lo hizo y podía sentir su olor impregnado en su piel.
.
.

 Las marcas eran la prueba que lo hizo y podía sentir su olor impregnado en su piel

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
YO TU DIOSA, TÚ MI INFIERNO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora