TODOS QUIEREN A TOMIOKA (ONE SHOTS)

~~ CICATRICES ~~

¿Qué es una cicatriz?

Una cicatriz es un parche de piel permanente que crece sobre una herida. Se forma cuando el cuerpo se cura después de una cortadura, un raspón, una quemadura o una llaga. Las cicatrices suelen desvanecerse con el tiempo, pero nunca desaparecen completamente.

Ahora pues... una cicatriz en el corazón, es tan profunda y dolorosa, no hay medicamento o cura para ello, solo el tiempo suele llevarse poco a poco aquel dolor, algunas veces suele volver a abrirse esa herida que creemos inexistente, pero el dolor nos recuerda que no es así, que siempre estará ahí para recordarnos la desilusión de haber amado tan profundamente y perderlo todo.

|| 𖤐 ✿ 𖤐 ||

Ahora y con eso en mente Obanai no podía salir de casa, no quería que supieran que su amor no fue correspondido y que eso lo destrozo, hace unos días que dejó la escuela solo para no volver a toparse con Giyu, no quería ver aquellos hermosos ojos azules que miraban con amor a otra persona, persona la cual solo lo utilizaba para su propio beneficio, por más que intento advertirle al azabache simplemente no pudo, no quería que el brillo en sus ojos se apagará, si es feliz así entonces el también lo seria.

Pues su niño estaba muy enamorado de aquel que lo enredo en mentiras, así que sin más, se alejo.

(•••)

En otro lugar...

La vista de la mañana en la ciudad desde lo más alto del edificio era tan bella, pero no más hermosa que aquel hombre recostado en su cama, aún su imagen dormida y relajada le era tan espléndida al albino.

Ahora ya estaba muy enamorado pero, sentía culpa dentro de él. Pues desde el principio solo lo utilizaba, usaba el amor que él ojiazul le tenía para complacerse a él mismo, el único heredero de los millonarios y prestigiosos Tomioka comía de su mano.

Fácilmente podría olvidar aquella apuesta con sus amigos y seguir su vida de noviazgo como si nada, pero en el fondo sabía que si el pelinegro se enteraba, todo se iría al carajo.

Tomo una fotografía del azabache enredado en las sábanas blancas revueltas, la mancha de su impuro acto estaba presente en lo blanco de la cama.

— No estoy satisfecho ¿porque? — suspiro derrotado mientras volvía a la cama, la noche anterior le había quitado su pureza.

Ganó la apuesta.

En pelinegro con ojos de diferente color se lamentaba en silencio, pues el amor de su vida se había acostado con el imbecil de la academia, lo comprobó cuando Kyojuro le mando la captura del grupo que mantenian aquellos hombres, la fotografía y los comentarios tan descarados lo hicieron rabiar, sabia que ese sujeto se aprovechaba de su Giyu para exprimirle el dinero como si fuera su propio cajero automático, pero aprovecharse de él en esa manera era muy bajo.

Estaba cansado, harto de todo eso pero no era su deber entrometerse.

— Todo es culpa de ese estúpido de Tengen y sus fantasías. — recriminaba al peliplata por haberle puesto la semilla de la maldad al albino de cicatrices en el rostro.

¿Cómo comenzó esto?

Regresemos unos años atrás... cuando Obanai Iguro llegó a la ciudad, no conocía a nadie más que a su familia adoptiva, los Rengoku, ellos lo ayudaron a superar sus miedos, pues desde pequeño fue tratado como objeto.