~ DESCONOCIDO ~

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Iba caminando de regreso a casa como todos los días, me detuve en el mismo árbol de siempre, desde lejos podía admirarlo, ahí estaba sentado en la banca del parque con su libreta de siempre, su sonrisa era la escena más maravillosa que mis ojos podían apreciar, sus ojos azules iluminandose por la luz del atardecer eran preciosos, todo de el me enamoraba.

Todos los días sin falta me quedaba en el mismo árbol quince minutos para apreciarlo, cada día de la semana era espectacular, es por eso que nunca faltaba al trabajo, para poder pasar por aquí al terminar mi jornada.

Se preguntarán ¿porque no me acerco a platicar con el? sencillo, exactamente quince minutos después de que yo llego, un azabache con cubrebocas va en su auto de lujo, llega junto a el, lo besa apasionadamente, y se lo lleva.

No se su nombre, no se cuantos años tiene, no se a que se dedica, solo se que lo amo tan profundamente, pero este amor no podrá ser correspondido jamás.

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Habían pasado tres meses, todos los días era lo mismo, estaba cansandome de esta rutina, ya no quería pasar por ese parque, mucho menos quedarme a ver a alguien que ni si quiera me mira, pero... algo en mi me decía que lo viera aunque sea una última vez.

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Llegue al árbol y mire a su dirección, esta ves no estaba escribiendo, estaba acostado ¿se quedó dormido? me acerque un poco más a él para verificar que estuviera bien, pero lo que vi me dejó helado.

— Oye ¿que te paso? — tome su cabeza llena de sangre.

— Me golp... cof cof. — saque mi celular y llame una ambulancia.

— No hables si, todo estará bien. — le dije y el apenas sonrió.

— Tu e-res, ere-s... — lo abrace un poco más, comencé a derramar unas lágrimas ¿quien fue capaz de lastimar a tan hermosa criatura?

— No hables, ya viene la ambulancia por ti, estaré contigo no te preocupes. — asintió despacio y cero los ojos.

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— ¿Está bien? — le pregunte al medico.

— Si, ya esta estable, necesito los datos del pacientente por favor. — ¿Que hago?

— Lo siento, yo no lo conozco, iba pasando por ahí y lo vi tirado, me acerque a él y pues aquí estamos. — me miró con lastima.

— Bueno si es el caso entonces tendremos que esperar a que se recupere para que pueda decirnos quién es. — asentí tristemente. — puede irse, nosotros nos haremos cargo del resto.

— Yo... ¿puedo verlo? — el médico me miraba con asombro.

— Claro que si. — me llevo a la habitación y me dejo solo.

— Hola, no se que estoy haciendo aquí, espero que te mejores y que la persona que te lastimo pague por lo que te hizo. — le dije mientras lo tomaba suavemente de su mano. — Debo irme, pero prometo visitarte todos los días, me gustaría saber tu nombre. — no quería dejarlo pero debía irme, solté la mano de aquel chico y me fui a casa.

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Llevaba las rosas en mi mano, todos los días compraba un nuevo ramo y lo cambiaba, quería que cuando despertará encontrara un bonito obsequio a su lado.

— ¿Aún no despierta? — pregunte a la enfermera que le cambiaba el suero.

— No, me preocupa que ya no despierte. — llevaba una semana dormido en aquella camilla, todos estaban tristes porque no sabían nada de aquel chico, ni si quiera sabían su nombre.

TODOS QUIEREN A TOMIOKA (ONE SHOTS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora