♡ MI OMEGA ♡

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En una tarde fría y lluviosa un omega pelinegro escapaba de la cruel vida, había presenciado lo más horrible que a un omega le podría pasar... ver al alfa de su vida coger con la persona que más confiaba en el mundo... su hermana; peor aún que mañana era su boda con ese malnacido.

— ¿Cuánto tiempo...? ¿Cuanto tiempo estuvieron viéndome la cara de idiota? — las lágrimas resbalaban por sus mejillas. — ¡TE ODIO KYOJURO HAAA! — su grito resonó por todo el bosque, desgarrandose la garganta en el proceso, realmente le dolió su traición tanto que estaba dispuesto a quitarse la vida en ese momento.

— ¿Esto esta bien? ¿Moriré solo por esos dos? ¡Ja, no merecen ni los buenos días! — dijo después de meditarlo unos cuantos minutos.

Se alejo del acantilado y camino hacia la ciudad, ya estaba totalmente oscuro pero por las luces de los edificios y los locales pareciera de día aún.

Entro al primer bar que se le cruzó, esa noche ahogaria sus penas y mañana iniciaría una nueva vida lejos de esos dos, lejos de toda esa mierda.

— Un shot de la mejor botella que tenga. — el chico tras la barra asintió apenado, otro nuevo cliente con dolor de corazón. — Deja la botella y si te pido más, traes más. — el chico asintió y se alejo, miraba como las almas rotas estaban ahí, tal vez por la misma razón.

— A veces este trabajo es difícil, odio ver que vienen aquí a olvidarse de su dolor. — decía el rubio a su amigo peliburdeo.

— Si, es muy triste, yo estoy atendiendo a ese de allá. — señaló a un pelinegro con ojos de diferente color. — por su olor, deduzco que no tiene a nadie quien le pise la cola.

— Si, ese de allá. — señaló al ojiazul. — acaba de pedirme la botella entera y por su olor amargo y salado al parecer lo acaban de traicionar.

— Zenitsu... ¿deberíamos? — pregunto con algo de picardia.

— Oh Tanjiro, nos meteremos en problemas. — se negaba rotundamente.

— Se verían bien juntos. — decía con su dedo en la barbilla.

— Iré por un trago para mi cliente. — se alejo y unos minutos después le entrego la bebida dulce al azabache diciendo que el heterocromatico le habia enviado eso.

Algo dentro de sí lo hizo sonreír estúpidamente mientras se acercaba al heterocromatico a "dar gracias" por la bebida.

Esa noche ambos pelinegros bebieron juntos como nunca en sus vidas.

El ojiazul bebió demaciado, tanto fue el alcohol en su sistema que olvidó hasta su propio nombre.

Al heterocromatico tanto le gusto el ojiazul que se prometió tenerlo solo para él, seria su omega.

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— ¡Mami! — un pequeño cachorro de cinco años con un ojo turquesa y otro amarillo salía del jardín de niños felizmente.

— ¿Que tal te fue mi vida? — cargo a su pequeño y le dio un beso en su frentecita.

— Muy bien mami pero... la próxima semana será el día del padre y yo no tengo papá. — eso le partía el corazón al azabache. — no quiero ir a la escuela estos días mami, los demás me harán burla de que no tengo un papito.

TODOS QUIEREN A TOMIOKA (ONE SHOTS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora