CAPITULO 4 EL DESPERTAR

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La verdad fue, que la familia Bridgerton, abatida por la pérdida del Patriarca, con nulos ánimos de volver a la sociedad y aprovechando que ninguno de los 8 hermanos estaba en edad de entrar en sociedad, Violet, la Vizcondesa Viuda y Anthony Vizconde, decidieron quedarse a vivir por una temporada indefinida en Aubrey Hall, solo Anthony y Benedict eran los que ocasionalmente se veían entrar y salir a la casa Bridgerton. Pero los demás miembros no se les vio por casi 5 años.

Las cartas entre Colin-Penelope y Eloise-Penelope no cesaban. La situación económica en casa de Pen se volvía cada vez más justa. Casi se podía cortar la tensión con la que vivían sus padres. Las hermanas no dejaban de molestarla.

Cuando Penelope cumplió 11 años, su cuerpo comenzó a cambiar. Sus piernas que antes la molestaban tanto, ahora les causaban envidia a sus hermanas. Se le comenzaban a acentuar sus curvas, la cadera se le ensancho, el busto le comenzó a crecer prominentemente; solo su cara seguía pareciendo la de un angelito con cabello de fuego, pero aun y con toda la belleza que tenía, no dejaban de molestarla porque según ellas "pesaba más de lo permitido". Al igual que su cuerpo cambiaba, su forma de ver las cosas también, y comenzó a sentirse extraña cada que llegaban las cartas de su querido amigo Colin Bridgerton, ansiaba abrirlas y ver lo que le escribía, no sabía que sentía, solo que le gustaba mucho lo que sentía.

Al llegar el año de 1808, recibió una gran noticia; ¡Los Bridgerton volvían! ¡Llegarían al comienzo de la temporada! ¡Pen estaba feliz! ¡Porque vería de nuevo a su amada amiga y a Colin! -Dios que emoción! - decía mientras daba pequeños saltitos en su habitación. Portia se dio cuenta y le exigió que le comunicara lo que sucedía, Penelope le contó y Portia también se puso feliz, porque ya estaba Prudence en edad de debutar, y seria magnifico que se casara con un Bridgerton. Penelope solo movió la cabeza en manera de desaprobación, su mamá se dio la vuelta y se fue. Ese mismo día fueron a la modista a encargar los vestidos de la temporada, Penelope le suplico que la dejara usar otro color, y Portia dijo que no – ¡el amarillo es un color feliz! Y tú tienes que estar feliz Penelope-

¡Era el mes de febrero, tan solo faltaban dos meses para que por fin se reencontrara con sus dos más grandes amigos! ¡Por supuesto nunca faltaba ni una semana una sola carta!

Un día regresaban las mujeres de recoger los vestidos de la modista, cuando se dieron cuenta que la biblioteca estaba abierta, lo cual era raro, ya que solo dos personas en esa casa entraban ahí: Lord Featherington obviamente y la pequeña Penelope, que no hacía más que devorar libro tras libro, llenando su mente de una gran lucidez e inteligencia, impropia para una dama, según le decía su mamá y hermanas. Al entrar encontraron a su padre desvanecido en su escritorio, se asustaron mucho y corrieron a llamar la médico. Lord Featherington había muerto, y dejaba a su familia en una decadente situación económica, además de que como se acostumbraba en la sociedad, los títulos nobiliarios y/o herencias no podían pasar a mujeres, solo a hombres, por tal motivo Portia sabía que iban a buscar al pariente masculino más cercano para darle el título de Barón de Featherington.

Se especulo que la muerte del Lord había sido ejecutada por unas personas a la cuales les debía dinero y no les había pagado, personas muy peligrosas. Lo cual hizo que más se agravara su situación. El funeral fue muy íntimo. Y Portia tuvo que empezar a maquilar como sobrevivir, ya que era impropio de una dama de alta sociedad y buena cuna el trabajar. Penelope se sumió tanto en su dolor que dejo de escribirle a sus amigos. Ellos se enteraron un par de semanas antes de llegar a Mayfair que Penelope había perdido a su papá. Para ese entonces Eloise ya sabía que Colin también se carteaba con Pen. Y decidieron esperar para verla personalmente.

Era la primer mañana de abril, ya casi 2 meses de la muerte de Lord Featherington. En casa solo comían papas, ya que habían tenido que despedir al personal, y solo se quedaron con Varley, la cual solo sabia cocinar papas, y en realidad no tenían para comprar más comida. En la casa Bridgerton había mucho movimiento, gente entrando y saliendo, mucho personal. A Pen le dio un vuelco el corazón, adivino que de un momento a otro llegaría la familia, y todo el día estuvo expectante desde su habitación.

Ese año Penelope se había convertido ya en toda una señorita, una hermosa señorita, atosigada por su familia, con sus hermosos ojos tristes, de aquella niña risueña y encantadora ya no quedaba mucho, su familia se había encargado de apagarla.

Ya todos dormían, a Pen le gustaba escribir todas sus frustraciones en hojas, lo hacía desde hace unos meses, se desahogaba; algunas las tiraba otras más las guardaba. Estaba solo a la luz de una vela escribiendo cuando escucho ruidos afuera, se asomó y vio como llegaba una cuadrilla completa de carruajes; no se distinguía nadie, solo personas bajando e ingresando a la Mansión Bridgerton, su corazón latió con mucha fuerza, hubiera deseado correr ahí, pero una voz detrás de ella la hizo frenar. – no puedes estar espiando a la gente Penelope! ¡Compórtate como una señorita! - era su mamá gritándole. Inmediatamente ese fuego que sintió arder segundos antes en su corazón se apagó, y se retiró de la ventana, pero cuando iba a cerrarla, podría jurar que la estaban viendo.

Se sentó en su escritorio y siguió escribiendo con más ahínco e ira. Ya se estaba calmando, cuando de pronto su ventana se abrió y vio a un hombre muy alto abrirse paso entre las cortinas, estaba a punto de gritar cuando el hombre en dos zancadas se acercó a ella y le cubrió la boca

-No grites Pen! ¡Soy yo! Colin! - entonces Pen pudo verle los ojos, y lo reconoció, esos hermosos ojos azul oscuro, esa sonrisa -Colin! - y lo abrazo con todas sus fuerzas, como si aun fuera esa niña de 7 años que había dejado de verlo!

Colin también la abrazo, con la misma fuerza y emoción; y fue entonces que volvió a reconocer ese aroma; fresas, caramelo y rosas. Se impregno de su olor y se separaron poco a poco. Colin se dio cuenta que ya no era una niña, claramente con el abrazo tan apretado que le dio pudo percibir cada curva de su cuerpo, y le gustó mucho. Cuando la vio a la cara, vio sus bellos ojos turquesa, cristalinos y profundos, su piel parecía de porcelana, su cabello era fuego, y esa sonrisa que por años había esperado, ahora la tenía, ¡quedo maravillado ante esa aparición -Dios! ¡Es hermosa! -

Ella lo observo, vio que estaba mucho más fornido, altísimo, bronceado, sus rasgos eran algo diferentes, pero seguía teniendo esa mirada y esa sonrisa que tantas veces quería volver a ver, y el olor, ese olor delicioso que él despedía.. ahora sentía que un calor le salía del pecho y le subía al rostro. Colin lo noto y le pareció más hermosa. En ese momento los dos se dieron cuenta que no era apropiado nada de eso, Colin tenía 17 años, era un jovencito y ella 12 y ya era una señorita.

-¡Perdón Pen, pero no pude evitar venir a verte!

-No te preocupes Colin! Muchas gracias por venir, yo también lo necesitaba

-Nos enteramos hace un par de semanas lo de tu papá. ¡Lo siento mucho!

Sin darse cuenta Pen estaba llorando e instintivamente Colin la volvió a atraer a su cuerpo, no quería que nada la hiciera sufrir. Ella se llenó de su perfume y de su calor, Colin estaba embriagado por su aroma! Cuando se calmó Pen, ella se separó y le agradeció, pero le dijo que por favor mañana hablaban – mañana iré a visitar a tu familia a la hora del té, creo que es lo más correcto ¿no crees?- Colin asintió y se dio la media vuelta, cuando llegó a la ventana se giró y le dijo sin pensarlo -ha cambiado mucho señorita Featherington, nunca creí que podría ser más hermosa – le echo una sonrisa juguetona y salto por la ventana.

Penelope quedo encantada, maravillada, volvía a ser esa niña risueña, su corazón le latía con tanta fuerza, no entendió que le pasaba, pero fuera lo que fuera, se sentía genial!

Seduciendo a Lady WishtledownDonde viven las historias. Descúbrelo ahora