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Dentro del sauce, en las ruinas de lo que alguna vez fue una casa, dos personas se besaban apasionadamente y recorrían con sus manos el cuerpo del otro, en la habitación donde los restos de una cama reposaban, un lecho destruido y polvoriento, era su escondite.

-Esta vez sí lo haremos «gruñe Lupin en el cuello de su alumno»
-Parece que sí, «responde agitado, quitándose toda la parte superior de su ropa»
-Sabes que no habrá vuelta atrás. «Harry solo niega risueño» Ésta vez no pararemos, no seremos interrumpidos...
-Entonces qué está esperando? «lo incita, alejándose un poco para quitarse el pantalón»
-Es increíble «se ríe quitándose la camisa y desprendiendo su propio pantalón»
-Qué cosa?
-Como lograste en tan poco tiempo poner mí vida de cabeza «responde sin dejar de admirar el cuerpo frente a él» eso es lo que me parece increíble. Harry yo antes de, cómo decirlo, cruzar la línea contigo... Yo no hubiera imaginado nada de esto «sonríe transmitiendo luz en su mirada» Estaba felizmente casado con Tonks, bueno, creía que era feliz hasta que despertaste en mí algo que no había sentido nunca, no hallo nombre para ésta sensación todavía, sigo sin poder entender qué pasó. Nunca antes había tenido pensamientos indecentes hacia ti ni mucho menos malas intenciones «le aclara» pero, desde que te tomaste el atrevimiento de besarme aquel día en la sala de menesteres algo cambió, creí que yo también estaba bajo la influencia del hechizo pero, cuando todo se disolvió nada cambió en mí, sigo sintiéndome como la primera vez que probé tus labios, y cada vez que estoy cerca de tí o que tan solo me rozas, siento que me quemo «confiesa nervioso» y me doy cuenta de que no puedo llenar este hueco con nada más que no seas tú.
-P-profesor Lupin~ «murmura asombrado y sonrojado»
-Me asusta darme cuenta de que cada vez deseo aún más de tí, Harry. Y no creas que al consumar este deseo ahora, todo acabará. No siento algo superficial por tí, creo... que estoy enamorado.
-Q-qué? «pregunta nervioso y anonadado» profesor, es en serio?
-Rompí mi matrimonio por tí Harry, dejé a mi esposa embarazada. Créeme, nunca había hablado tan en serio en mi vida... Pero, entiendo que sea demasiado para ti, eres joven después de todo y quiero que sepas que no voy a obligarte a nada, sería incapaz, lo que quiero decir es que respeto lo que sea que quieras con Severus, «habla derrotado y dispuesto» no quiero entrometerme entre ustedes ni tampoco competir con él, mientras podamos continuar con lo que sea que sea esto yo, estoy dispuesto a compartirte, Harry. Sé que suena mal, y de hecho no pensaba decírtelo, pero si sirve para aclarar tus dudas hacia mí lo diré las veces que haga falta.

Las confundidas esmeraldas de Harry estaban clavadas en los ojos de su profesor, inmoviles, acuosas y maravilladas, nadie se había expresado hacia él de aquella forma, tan cálida, tan sumisa e injusta. Sabía que no era justo continuar así, manteniéndolo oculto, a la sombra y de segundo plato, sería muy cruel, pero tampoco podía soltar a Snape; le habia prometido fidelidad y ya había fallado en ello, era un milagro que el intuitivo hombre no hubiera intentado leer su mente por desconfianza, debía reconocer que Snape también había sido sincero con él respecto a sus sentimientos e inseguridades por eso no podía abandonarlo, no quería hacerlo. La única solución imaginable en su cabeza era imposible, quería continuar con los dos, mantener una especie de relación turbia y tóxica con ambos, no estaba dispuesto a soltar ésta nueva clase de placer que solo ellos le generaban, era egoísta, sí, pero Harry se aferraba a la idea de que el amor no tenía forma tangente, se podía amar a dos al mismo tiempo? Claro que sí! Su madre había sido la prueba viviente de ello y Severus había pagado las consecuencias, no permitiría que volviera a salir herido, no lo merecía.
Harry no respondió la confesión de Lupin, estaba muy sorprendido para eso, en su lugar, decidió recompensarlo con acciones, despejando su mente de pensamientos abstractos se lanzó a los brazos del profesor, siendo correspondido con ferocidad y apego, las manos del lobo se afirmaron en las caderas del chico, volvieron a besarse con pasión a escasos metros de la añeja cama matrimonial que ansiaba ser ocupada. Las manos de Harry en la espalda ajena, sus dedos clavándose en ella posesivamente, por arte de magia (literalmente) los pantalones de Remus ya no estaban y la ropa interior tampoco, Harry sintió su erección golpear su entrepierna aún cubierta y la fiebre se apoderó de él, tomando el control empujó al hombre hacia la cama, logrando que se sentara, se quitó su ropa interior y volvió a acercarse, poniéndose de rodillas en medio de sus piernas, Remus, quien había comprendido perfectamente la indirecta, se acomodó mejor en su sitio reclinandose un poco hacia atrás con la ayuda de sus brazos.
Harry tomó la prominente erección del hombre lobo entre sus manos, masturbandolo un poco para ponerlo en sintonía, aquel pedazo de carne caliente y extensa, lo invitaba a probarlo y degustarlo con su lengua desde hacía bastante, no dejaría pasar por alto la oportunidad. Lo tomó firme desde la base y acercó su boca sigiloso.

Las dos Caras de las SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora