Capítulo 17

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—Hijo, ¿Cómo ha sido tu progreso en estos últimos meses?—Pregunto una voz imponente, se le escuchaba un poco distorsionada a través de la llamada que sostenía con N.

—Me fue increíble, habitar de cerca con el habitad de los pokémon hizo que entendiera mejor su naturaleza tan misteriosa pero única...

—¿Has hecho algún descubrimiento particular?—A la mente del peliverde le llegaron la imagen de dos entrenadores, una joven pelo miel y un chico con z en sus mejillas.

—De hecho, si, hay dos entrenadores que llamaron mi atención, no se que es exactamente pero el vínculo que comparten con sus pokémon es diferente a lo que he visto—La voz de la llamada se quedo callada todo ese tiempo escuchando, tal parece que le intereso lo que tenia que decir.

—Uhh, interesante, puede que hayas descubierto dos entrenadores únicos en su especie, pero solo el tiempo dirá si cumplen esas expectativas...—Dijo con un tono reflexivo—....Recuerda, N, la razón de tu viaje es hacer entender a este mundo la verdad que ellos niegan; los pokémon son seres que piensan y razonan, no son esclavos. Piensa muy bien que es lo especial que tienen ellos dos-

—Entendido, padre...—Miro el amanecer con una mirada brillosa—...Encontrare esa razón.


Capítulo 17: ¿Una falsa realidad?.


El amanecer marcaba el inicio de un nuevo día para personas y pokémon, los negocios abrían para comenzar a vender, los más flojos ni siquiera se despertaban del todo, incluso las aves seguían somnolientas.

—¡¿Pero que les paso?!.

Se escucho exclamar una voz femenina tan fuerte que asusto a algunas aves cercanas, fue Leaf Ketchum, una joven con el sueño de ser criadora pokémon. Miraba con sorpresa la apariencia de su amiga y hermano menor: Ash Ketchum y Serena Yvonne; ambos aspirantes a la liga de Teselia, ropa sucia y desarreglada, a su lado, sus pokémon Pikachu, Heracross, Lucario y talonflame igual de sucios.

—Jeje, nos sobraban energías y decidimos entrenar desde muy temprano—Dijo Ash rascándose el cuello.

—Y digamos que nos emocionamos de más...—Hablo Serena limpiándose un poco de polvo que tenía en su largo pelo. La castaña los miro un par de segundos para luego suspirar.

—Ahh, supongo que era inevitable que esto pasara; ustedes son tan parecidos a veces en su forma de actuar... Vayan a bañarse y cámbiense la ropa, yo les entregare sus pokémon a la enfermera Joy. Procuren que esta situación no se repita—Hablo con un tono cansado y con los brazos cruzados. Los dos amigos caminaron hacia las escaleras para ir a sus habitaciones, la hermana Ketchum miraba por donde se habían ido.

— (Ya me estoy pareciendo a mi mamá por mi comportamiento... Veo que aun les sobraban energías de su combate de ayer).

...

Toda la mañana paso con tranquilidad, comieron, revisaron la salud de sus pokémon, se alistaron y salieron a caminar por la tranquila ciudad, ese día se lo tomarían de descanso sin hacer algo en particular.

—Uff, que buen entrenamiento el de temprano, me dejo agotado—Dijo Ash estirando su cuerpo.

—Dices eso porque te supere con Talonflame, es normal, su velocidad nadie la supera.

—Te recuerdo que paso cuando use a Pikachu—La voz del azabache sonaba sarcástica, mientras que a la joven y al ave que estaba en su hombro eso les fue un golpe directo a su orgullo, más al pokemon.

—Eso solo fue un golpe de suerte.

—Querrás decir un rayo de suerte.

—Ja, ja, me saliste gracioso hoy, Satoshi, mira como me rio—La pelimiel tenia una cara de poker y agitaba su mano de forma suave, miro por un segundo a Ash que seguía con su cara burlona, ante esto solo termino soltando una risita al igual que su amigo y sus pokémon—Esta bien, esta bien, lo reconozco, Pikachu lo hizo muy bien.

Demostrando mis idealesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora