epílogo

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En nueve años hay muchas cosas para contar, tantas que las palabras quedaban cortas.

Si se podría empezar con algo, sería por lo difícil que fue vivir su relación. Años y años estando ocultos, sin poder besarse o tomarse de la mano en las calles de Seoul porque algunas personas los conocían, y hasta su vecina, una señora mayor de ochenta años que había sido diagnosticada con alzheimer y al parecer la droga de sus píldoras la hacía alucinar, amenazó a JungKook con denunciarlo cuando iban por el séptimo mes de relación y a ellos no se les ocurrió mejor idea que tener relaciones en el jardín trasero, la pobre anciana pensó que el menor de la familia obligaba a su hermana a tener sexo, por suerte cuando la policía llegó, encontraron a su nieto y él explicó que tenía alucinaciones extrañas y no debían hacerle caso. Suerte para los Jeon. JungKook no podía ir a buscarla a la universidad y besarla a la salida, tampoco pudo hacerlo cuando ella se graduó por estar frente a muchas personas, detestaba tener que encerrarse en su estudio de tatuajes para poder besarla libremente porque una de sus compañeras, con la que hizo el curso para aprender a tatuar y trabajó en el mismo lugar que él, había sido su compañera de escuela y conocía a la hermana de él.

Jodidamente complicado.

Pero lo importante, y admirable, era que no tiraron la toalla en ningún momento, ni cuando estaban cansados por trabajar y estudiar al mismo tiempo y sus cuerpos no daban más del cansancio, todo para tener su propio dinero e irse de la casa de sus padres porque sentían incómodo estar viviendo allí todavía cuando sus padres ya sabían todo de ellos, y en una ocasión, su padre los pillo besándose de forma caliente en la cocina por capricho de Nicole, muy irresponsable hacerlo. JungKook tuvo dos trabajos en ese tiempo ya que el curso para aprender a tatuar era de tres horas tres días a la semana, hizo de niñero y tenía sus prácticas en el local de tatuajes, que por ende le pagaban. Nicole trabajó en distintos restaurantes a la par que estudiaba, y sus padres le hicieron el favor de pasar su número a personas que quisieran pasteles o demás aperitivos dulces para ocasiones en especiales, también logró conseguir dinero de ahí. Logrando así, entre los dos, que un año después de haberle confesado todo a sus padres ya estuvieran viviendo cómodamente en un departamento amueblado por completo.

Los seis años restantes en los que Nicole se quemó las pestañas (metafóricamente hablando) para poder graduarse habían tenido muchos cambios en su relación. JungKook ahora trabajaba como tatuador profesional en un importante local, hasta que pudo abrir el suyo propio, en el cual consiguió tatuar a personas de alto prestigio como cantantes famosos, hasta entabló una amistad con el famoso Jay Park luego de tatuarle los brazos, el pecho, e inclusive el cuello. También era profesional haciendo piercings, y su novia había sido uno de sus tantos maniquíes de intento, en la actualidad Nicole solo portaba uno en el costado de su nariz, muchos en sus orejas, y uno en la ceja, pero llegó a tener muchos más que con el tiempo se los fue quitando, más que nada por su profesión de médica psiquiatra, estando tan cerca de gente que no estaba mentalmente estable y hacían cualquier cosa por escapar podrían lastimarla, y ya tenía pruebas de eso cuando un hombre tiró del piercing de su labio y la lastimó gravemente, todo para poder irse del centro psiquiátrico, fue absurdo porque los guardias lo atraparon, pero el miedo permaneció en ella.

Sus años de carrera universitaria fueron cada vez más tortuosos, el momento en el que tuvo el título en sus manos sintió que todo el llanto había valido la pena, pero aún así había sido un largo tiempo en el que muchas veces se había planteado dejar la carrera porque era más fuerte que ella. Durante cuarto año, que empezaba con las prácticas de guardia en hospitales, se la pasaba toda la noche sin dormir y después en la mañana estudiando, la tarde la utilizaba para trabajar, si tenía suerte ese día estaba libre y podía dormir unas horas, pero eso, sin dudas, había repercutido en la relación con JungKook. Amaba medicina, no se arrepentía de haberlo estudiado, mucho menos ahora que hasta tenía una rama de la que tanto le apasionaba, el lado psíquico de las personas era algo que le intrigaba hasta el momento, pero sabía muy bien que no se aventuraría a estudiarla nuevamente. Estaba bien con su trabajo actual, ganaba el dinero que necesitaban para subsistir, y eso era lo importante, además de que era una especialidad que adoraba.

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