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cuarenta y uno

⎯ Andando.

JungKook frunce el ceño mientras ve a Nicole levantándose de la cama, totalmente desnuda pero solo puede verle la espalda por estar sentada, y parte de esta, ya que su cabello la cubría. Se sostiene con su codo, mirándola confuso al haberla escuchado decir eso después de su confesión, se hubiera esperado cualquier cosa menos que ella se levante y se dirija al baño. Esperaba cualquier reacción por parte de ella, desde que le gritaba que era un asco por sentir un amor que iba más allá de lo fraternal, hasta que en ese mismo momento ella también se declaraba y empezaban una relación en ese instante. Se sentó en la cama, manteniendo la confusión en su rostro y pensamientos, preguntándose qué debía hacer ahora, si perseguirla al baño, quedarse en la cama, llamarla, o fingir que nada pasó y dormir hasta el día siguiente, aunque dudaba poder dormir esa noche.

Su corazón iba tan rápido que podrían detectarle una taquicardia, además de tener un revoltijo de emociones por no entender lo que hacía Nicole, no sabía si llorar, gritar, reír, o hacer todas a la vez, a ese punto había llegado. Entonces, como si su hermana fuera el ángel de su vida, apareció frente a él con una bata, de fondo sonaba la ducha pero JungKook no la había escuchado por estar pensando que quizá ahora ella le decía que no quería verlo nunca más en la vida por sentir algo prohibido. En su lugar, Nicole estaba frente a él con una pequeña sonrisa, cosa que confundió más a JungKook, ¿ella iba a fingir que su confesión no acababa de pasar o era una manera indirecta de decirle que era correspondido? La verdad, estaba muy confundido. Lo único que esperaba era que no sea la primera opción, le costó demasiado juntar el valor para decírselo como para que ella lo ignore como si no fuera la gran cosa.

Joder, enamorado de su hermana. Quién lo diría.

⎯ ¿Te vas a quedar ahí o nos bañamos juntos?

El menor abrió en grande sus ojos ante tal propuesta, y como si tuviera un resorte en el trasero saltó de la cama para dirigirse detrás de ella hacía el baño. No se hubiera esperado una invitación así, más cuando había soñado tantas veces con hacerlo, con un tierno baño luego de hacer el amor a lo bestia y que su versatilidad se muestre en su máximo esplendor. Se metió detrás de Nicole en la ducha, apreciando su cuerpo desnudo bajo las blancas luces del baño, y como cada gota de agua corría por su piel, le encantaría estar en su lugar. No tenía pensado llevar las cosas a más allá de un baño, y no por aburrido, porque si todo salía bien posiblemente el próximo polvo sea en la ducha, sino que se encontraba en un lago de emociones y pensamientos, su mente no pensaba en algo sexual. No era que no tenía ganas, solo...después de su confesión quería mostrarle a Nicole lo que podía darle, no solo un buen sexo, también podía ser romántico y detallista, todo un cursi como los hombres de antes que mandaban cartas desde la guerra a sus esposas.

La ducha fue en un cómodo silencio, JungKook aprovechó para cumplir sus fantasías dulzonas debajo del agua, como limpiarle el cabello y pasarle el jabón por el cuerpo con tal lentitud para que sus yemas conozcan cada centímetro de la piel de ella. Nicole también le lavó el cabello al menor, haciéndole un ridículo peinado que los había hecho reír, y sin sentir ni un poco de vergüenza por estar desnuda delante de su hermano. La última vez que se habían bañado juntos tenían seis y cuatro años, y ella jamás se esperó volver a bañarse con él porque, bueno, crecieron y cada uno lo hacía de forma independiente, además de que era obvio que no compartirían ducha siendo hermanos. Cuando salieron, el menor estaba dispuesto a ponerse el pijama, pero cuando la vio colocarse un jean y un abrigo ligero por ser noche de verano, la imitó, no sabía a dónde irían, o si tan siquiera saldrían de casa (puesto a la ropa que llevaba era más probable que sí) pero estando con ella haría lo que fuera.

⎯ ¿A dónde vamos? ¿Nos escaparemos? ⎯ preguntó JungKook entre susurros a la par que bajaban las escaleras descalzas, eran escalones de madera, por lo que debían ser estrictamente sigilosos para que nadie supiera de su aventura nocturna.