treinta y seis

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Los hermanos Jeon se miran asustados por estar justo en una situación comprometedora, y lo primero que ambos atinaron a pensar fue que sus padres sabían lo que ellos hacían. Se alejaron y fue JungKook quien se dirigió a la puerta, luego de carraspear abrió, encontrándose a sus padres que mantenían una mirada neutra, ya no se veían enojados, pero tampoco felices, solo...neutros, y eso los hizo sentirse más nerviosos, no era algo sencillo dejar pasar el hecho de que sus hijos estaban encerrados con seguro en la habitación, solos, y extrañamente sonrojados. Nicole tomó su ropa y actuó con normalidad, mirando detalladamente ese short de jean negro que después de tantos lavados parecía color gris, y lo tenía como desde los doce años, era un beneficio, y a su vez una desventaja, mantener su metro sesenta desde la adolescencia.

⎯ ¿Podemos hablar? ⎯ comentó su madre mirando el interior de la habitación, sabía que se encontraba ordenada porque Nicole dormía ahí, si estuviera JungKook solo, como siempre, sería un desastre. Todavía recuerda la vez que las tazas de su casa habían empezado a desaparecer misteriosamente, y cuando un domingo a la mañana, en el que su hijo estaba durmiendo en lo de TaeHyung después de una alocada fiesta, limpió su habitación, encontrándose seis tazas debajo de la cama, manchadas con el café con leche que su hijo tomaba en las noches de invierno.

Fuera de lo que los hermanos pensaban, que sus padres los acusarían de incesto y los echarían de la casa, los mayores sentían que habían temas más importantes que una sospecha por la puerta cerrada con seguro. Haeri había intentado envenenar a alguno, posiblemente a JiHu, luego de hacerla entrar en razón y de que su marido le diga todo lo que su hermana hacía, lo mucho que se insinuaba y como parecía tan empeñada en hacerles la vida imposible, lo entendió. Que fue algo que le molestó a su marido, ¿en serio debían llegar a tal extremo para que ella le crea? Nunca habría querido echar a Haeri si se hubiera comportado como una hermana, cuñada y tía normal, pero no lo hizo, se la pasó acosando a los miembros de la casa, y tratando mal a las dos mujeres. Tampoco iba a decir que JiHu tenía que creerle todas las palabras que salían de su boca, estaba bien tener el beneficio de la duda, pero ya cuando se lo habían dicho muchas veces, y hasta vió con sus propios ojos como su hija y hermana por poco no se agarraban de los pelos, tenía que creerles.

Lo que pasaba, y nadie entendía, era que JiHu no tenía familia más allá de Haeri, luego de una decisión importante suya, todos le dieron la espalda, y al haber sido adoptada a los nueve años, sentía esa falta de afecto familiar, por ende se sujetaba hasta al más mínimo cariño que alguien le daba. Tenía a su familia ahora, su esposo y sus dos preciosos hijos, pero ella tuvo por tiempo limitado un padre y una madre, tuvo tíos que nunca la terminaron de aceptar por no ser biológicamente del matrimonio, y primos mayores que la ignoraban cuando los menores le hacían burla por haber estado en un orfanato hasta los nueve años. Haeri fue la única que se le acercó y la aceptó, o por lo menos así fue hasta cierta edad, donde todo cambió, pero JiHu no lo notaba porque, al ser hermanas, pensaba que ella no podía enojarse por haberse enamorado del mismo hombre, y que el mismo, la hubiera preferido a ella. A pesar de recordar sus crueles palabras; "no entiendo cómo pudo elegirte a ti si eres adoptada", ella la acogió en su casa, le dio un plato de comida todas las noches y mantenía la esperanza en que era una buena hermana.

¿Muy ilusa o mucha falta de cariño?

⎯ Fue Nicole la que rompió tu taza favorita, mamá. ⎯ acusó el menor, ganándose que la nombrada detrás suyo abriera la boca con indignación, pensó que sería un secreto de ambos. Su madre frunció el entrecejo ante tal declaración.

⎯ Con razón no la encontraba, ya vas a ver, Nicole.

⎯ ¡Traidor! ⎯ exclamó molesta, él levantó sus hombros sin tomarle tanta importancia. Su madre tenía cientos de tazas, su padre había hecho un pequeño curso de cerámica y siempre le regalaba cuando podía, hasta la actualidad, le hacía tazas y las pintaba él mismo, lo cual derretía el corazón de amor de su mujer.

Incorrect| jjk. ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora