FEBRIL Y RAPIDO

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Jessica se vio envuelta en una mezcla de emociones: la sorpresa, la intriga y un atisbo de excitación ante la presencia enigmática de Flor. ¿Qué secreto guardaba aquella sonrisa maliciosa? ¿Por qué había decidido aparecer justo en ese momento?Flor se acercó a la ventana con pasos ligeros, como si estuviera a punto de revelar un tesoro oculto. Su voz, suave como una brisa de primavera, rompió el silencio que había caído entre ellas.


"Jessica", murmuró Flor, con un tono que parecía contener una complicidad apenas disimulada, "tenía que verte. Hay algo que necesito decirte".El corazón de Jessica latía con fuerza, sintiendo la tensión palpable en el aire. ¿Qué revelación le esperaba? ¿Qué conexión había entre ellas más allá de las clases de equitación y los pensamientos fugaces?Flor inclinó la cabeza ligeramente, como si estuviera evaluando sus propias palabras antes de pronunciarlas.


El gesto febril y rápido de Jessica sorprendió a Flor antes de que pudiera hablar. Sin darle tiempo para reaccionar, Jessica le tapó la boca con la mano, sus ojos mostrando una mezcla de urgencia y determinación."Espera", susurró Jessica con voz entrecortada, como si temiera lo que Flor pudiera revelar. "Antes de que digas algo... hay algo que debo decirte".Flor, sorprendida por la interrupción, asintió con gesto comprensivo, aunque sus ojos brillaban con una curiosidad apenas contenida.


Como si ambas chicas estuvieran impulsadas por una extraña fuerza, Jessica tomó la mano de Flor con determinación y se dirigieron a paso lento hacia la puerta. Al salir, fueron recibidas por la suave luz de la luna, que iluminaba el camino con un brillo plateado. A pesar de la calidez del ambiente, el aire nocturno parecía impregnado de una electricidad tensa.Entraron en la cuadra, donde reinaba un silencio profundo y sereno. El olor a paja húmeda y a caballos impregnaba el aire, envolviéndolas en una atmósfera íntima y acogedora. La cuadra estaba vacía, como si el universo mismo hubiera conspirado para crear un escenario perfecto para su encuentro.


Sin decir una palabra, Jessica y Flor se miraron profundamente a los ojos, dejando que la intensidad del momento hablara por sí misma. Y entonces, en un impulso irrefrenable, se fundieron en un abrazo apasionado, entregándose al deseo que ardía entre ellas.En medio de la paja húmeda y el suelo de tierra batida, se entregaron al amor con una pasión desbordante, como si el tiempo se hubiera detenido solo para ellas. Cada caricia, cada suspiro, era un testimonio del vínculo profundo que las unía, uniendo sus almas en un torbellino de emociones y sensaciones indescriptibles. Y así, en aquel lugar sagrado bajo la luz de la luna, Jessica y Flor exploraron los límites del deseo y la pasión, entregándose por completo el uno al otro en un acto de amor puro y liberador.

LOS CUENTOS DE SARAHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora