SUELO DE PAJA

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El caballo yace en la cuadra, su imponente figura ahora abatida por la enfermedad. Su pelaje, una vez lustroso y vigoroso, ahora parece opaco y deslucido. La respiración del animal es pesada y irregular, como si cada inhalación fuera un esfuerzo doloroso. Sus ojos, antes vivaces y llenos de energía, ahora reflejan una mirada apagada y cansada.


El veterinario se acerca con cuidado al animal, su rostro serio reflejando la gravedad de la situación. Con manos expertas, examina al caballo, comenzando por su boca. Al abrir los labios del animal, descubre unos dientes visiblemente afectados por la infección, con signos de inflamación y pus alrededor de las encías.


El caballo yace en el suelo de paja, rodeado por un silencio tenso en la cuadra. A su alrededor, el olor a heno y estiércol se mezcla con el aroma de los tratamientos médicos, creando una atmósfera cargada de preocupación y esperanza mientras el equipo veterinario trabaja incansablemente para proporcionar alivio al noble animal enfermo.


El veterinario se dirige a Jessica con seriedad, explicándole la gravedad de la situación. Le informa que el caballo, Roky, necesita ser atendido por un dentista equino experto, ya que él no posee los conocimientos necesarios para tratar la infección en la boca del animal. Insiste en la importancia de desinfectar a fondo la boca de Roky, advirtiéndole sobre los riesgos de dejar la infección sin tratar.


"Jessica," dice el veterinario con firmeza, "si no desinfectamos adecuadamente la boca de Roky, la infección podría propagarse hasta su cerebro, y eso es algo que definitivamente queremos evitar a toda costa". Sus palabras resuenan en el aire, llenas de urgencia y preocupación por el bienestar del noble animal.


Jessica se arrodilla junto a la cabeza del animal, cuyos ojos grandes y oscuros la observan con una mezcla de curiosidad y resignación. La mirada triste de Jessica refleja la preocupación y el cuidado que siente por Roky, y el caballo parece comprender la profundidad de sus emociones. Un suave y débil resoplido escapa de las narices del animal, como si estuviera tratando de consolar a Jessica en su momento de angustia.


En el umbral de la cuadra, el veterinario se despide, explicándole a Jessica los pasos a seguir. Le informa que al día siguiente vendrán a buscar al caballo para llevarlo al dentista equino, quien determinará si es necesario extraer la muela infectada. Jessica asiente con gratitud, agradeciendo el cuidado y la atención brindados a Roky.


Con paso lento, Jessica regresa a su casa, la pequeña morada que se encuentra junto a las cuadras. El corazón lleno de preocupación por Roky, pero también de esperanza por su pronta recuperación, Jessica se adentra en su hogar, lista para descansar y prepararse para el nuevo día que traerá consigo la oportunidad de ayudar a su fiel amigo equino.


En la soledad de la noche, el calor del verano se intensifica en la pequeña casa de Jessica, donde el aire se siente denso y sofocante sin la brisa nocturna. Los muebles de madera crujen ligeramente bajo el peso del calor, mientras las cortinas apenas se mueven, incapaces de traer alivio.


Incapaz de conciliar el sueño en la calurosa noche, Jessica siente la necesidad de escapar del bochorno de su habitación. Se levanta de la cama con un suspiro resignado y se viste con unos shorts y una camiseta de tirantes, buscando algún tipo de frescor en la tela liviana que cubre su piel. Cada paso por la casa es un recordatorio del sofocante ambiente que la rodea, con el suelo frío bajo sus pies descalzos y el murmullo distante de la noche que apenas logra penetrar el espeso aire.


Con determinación, Jessica abre la puerta y se adentra en la oscuridad de la noche. El suelo áspero del camino de piedras resuena bajo sus pasos, guiándola hacia el establo de Roky. La luz de la luna se filtra a través de las ramas de los árboles, creando sombras ondulantes en el suelo y bañando el paisaje en una luz plateada.Al llegar al establo, Jessica se encuentra con la figura imponente de Roky, que yace en la paja con una quietud casi melancólica. La presencia serena del caballo parece transmitir una sensación de paz en medio de la calurosa noche. Con pasos suaves y cuidadosos, Jessica se acerca a él y se tumba a su lado, sintiendo el reconfortante calor que emana de su cuerpo. Con manos suaves y amorosas, acaricia la suave piel del caballo, encontrando consuelo en su compañía silenciosa y en el ritmo tranquilo de su respiración.

LOS CUENTOS DE SARAHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora