LOS CUENTOS DE SARAH

LA CITA

El lugar de la cita que Paloma había concertado en la aplicación de citas con Flor no correspondía a lo que ella esperaba. Allí no había ni un bar ni un club nocturno. En cambio, se encontró en una tranquila plaza rodeada de árboles, con una fuente en el centro y bancos de madera que invitaban a sentarse y disfrutar del ambiente sereno.Paloma revisó la dirección en su teléfono una vez más, con el corazón acelerado y la mente llena de dudas. ¿Había cometido un error? Pero no, era el lugar correcto. Miró a su alrededor, buscando desesperadamente alguna señal de Flor, sintiéndose desorientada y algo decepcionada.

Justo cuando estaba a punto de enviarle un mensaje, vio a una mujer acercándose. Llevaba un vestido sencillo pero elegante, y una sonrisa que irradiaba calidez. Era Flor.—Hola, Paloma —dijo Flor con una voz suave, casi como un susurro en la brisa de la mañana—. Me alegra que hayas venido.—Hola, Flor —respondió Paloma, tratando de ocultar su confusión detrás de una sonrisa tensa—. Creo que me equivoqué de lugar. Pensé que nos encontraríamos en un bar o algo así.Flor sonrió, notando la mezcla de sorpresa y desilusión en la voz de Paloma.—Sí, cambié de planes a última hora —dijo Flor, su voz calma pero firme—. Pensé que sería agradable conocernos en un lugar más tranquilo. A veces, los bares pueden ser ruidosos y distraer de una buena conversación.

Paloma se relajó un poco, aunque todavía sentía una punzada de incertidumbre. Miró a su alrededor nuevamente, esta vez con una nueva apreciación. La plaza tenía un encanto especial, con su ambiente tranquilo y acogedor, como un refugio del bullicio del mundo.—Tienes razón, este lugar es encantador —admitió Paloma, con una sonrisa que poco a poco se volvía genuina—. Me gusta la idea.—Me alegra oír eso —respondió Flor, con una mirada de alivio—. Vamos, hay un café encantador justo al otro lado de la plaza. Tiene una terraza al aire libre donde podemos sentarnos y charlar.Paloma asintió, y juntas caminaron hacia el café. La terraza estaba decorada con pequeñas luces y flores, creando un ambiente íntimo y relajado. Se sentaron en una mesa con vista a la fuente, el sonido del agua añadiendo una sensación de calma a la atmósfera cargada de expectativa.—Entonces, cuéntame un poco más sobre ti, Paloma —dijo Flor, mirándola con un interés sincero que brillaba en sus ojos.

Paloma sonrió, sintiendo cómo sus nervios se desvanecían. Comenzó a hablar sobre su vida, sus intereses y las razones por las que había decidido probar la aplicación de citas. A medida que la conversación fluía, se dio cuenta de que estaba disfrutando mucho más de lo que había anticipado. Flor era una excelente oyente, y sus respuestas eran reflexivas y sinceras, como si cada palabra fuera cuidadosamente escogida.El tiempo pasó rápidamente, y cuando el sol comenzó a ponerse, Paloma se dio cuenta de que había encontrado algo mucho más valioso que un simple lugar de encuentro. Había encontrado una conexión genuina y una promesa de algo especial.—Gracias por elegir este lugar, Flor —dijo Paloma al final de la tarde, su voz llena de gratitud—. Fue una sorpresa, pero una muy buena.

La tarde había transcurrido en un ambiente encantador, pero conforme el sol se ocultaba y las sombras de la noche comenzaban a envolver la plaza, Paloma empezó a sentir una extraña inquietud. Mientras caminaban hacia la salida del café, Flor le sugirió dar un paseo por un sendero arbolado que conducía a un pequeño jardín escondido detrás de la plaza. Paloma, encantada por la compañía de Flor y la atmósfera mágica del lugar, aceptó sin dudar.El sendero estaba iluminado tenuemente por faroles antiguos, cuyos halos de luz dorada apenas penetraban la espesura de las copas de los árboles. A medida que avanzaban, la conversación de Flor se volvía más pausada y misteriosa, sus ojos brillando con una intensidad que Paloma no había notado antes.