BRENDA NO SE RINDE

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Brenda, agobiada, aquella mañana llamó a su secretaria para decirle que no iba a trabajar en la consulta, ya que tenía gripe y se quedaría en casa. La secretaria, simplemente, asintió y obedeció sus instrucciones.


La sensación de impotencia es devastadora. A pesar de todo, Brenda no se rinde. No sabe por dónde empezar a buscar a Iván, pero tampoco tiene muchas ganas de meterse en problemas que no le sumen.Se pone ropa deportiva y decide ir al Parque del Retiro para desahogarse de la frustración. Mientras corre, le vienen a la mente los besos apasionados y las manos de Iván deslizándose por sus caderas.


Mientras corre, el viento fresco le acaricia el rostro y le trae recuerdos vívidos: los besos apasionados que compartió con Iván, el calor de su aliento, y las manos de él deslizándose suavemente por sus caderas, creando una sensación eléctrica que la hace acelerar el paso. Cada zancada parece alejarla momentáneamente de la tormenta emocional que está viviendo.Exhausta, se detiene en un banco y una llamada al móvil capta su atención. Es la secretaria, avisándole de que un paciente necesita hablar urgentemente con ella. —A ver, Gloria, ¿te dije que hoy no quiero y no puedo trabajar? ¿Qué es lo que no has entendido? —suelta Brenda al teléfono, visiblemente cabreada. Al otro lado del teléfono, Gloria resopla y suspira. Luego, con tono insistente, le dice:—A ver, Brenda, dice que es urgente. Se llama Iván... ¿El Iván que estabas buscando o no? —pregunta Gloria, satisfecha.

LOS CUENTOS DE SARAHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora