ALICIA

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El destino es un misterio fascinante que a menudo nos sorprende con sus inesperadas coincidencias. A lo largo de nuestras vidas, nos encontramos con personas que parecen estar conectadas con nosotros de una manera inexplicable. Estas coincidencias del destino pueden unir a ciertas personas de formas sorprendentes.


A principios de los años noventa, la familia de Alicia se mudó al barrio de Vallecas. El piso no era muy grande, pero permitía a los tres miembros vivir cómodamente en una zona muy bien conectada con el centro de la ciudad. Además, a pocos metros del edificio donde vivían, la familia Rodríguez, en la misma urbanización, vivía Laura.


Laura y Alicia se conocieron una tarde de verano. En aquel entonces, Laura tenía un perro, un boxer que se llamaba Puxy.


Puxy correteaba por el barrio y le encantaba olisquear todo lo que se encontraba por allí. Mientras tanto, Alicia iba al gimnasio, aunque el dietólogo le había dicho que no era necesario hacer tanto ejercicio, ya que ella estaba en su mejor momento. Aún era joven para preocuparse por ganar unos kilos más.


Desde las ventanas del gimnasio, Alicia podía admirar el parque con sus árboles bien alineados. Un pequeño estanque rodeaba un quiosco al que se podía acceder mediante un puente. La zona de los perros no estaba muy concurrida, solo había un Bul Dog blanco haciendo travesuras con la arena y revolviendo todo lo que encontraba a su paso.


Cuando Alicia terminó la serie de ejercicios, levantó la cabeza hacia la ventana y se fijó en la dueña del Bulldog. La chica tenía mala cara y miraba a su mascota sentada bajo la sombra de un árbol, parecía una muñeca de trapo tirada en el suelo. Al salir del gimnasio, Alicia cruzó el parque y se acercó a la jovencita sentada a la sombra del árbol."¿Estás bien?", le preguntó sin más.


Laura contestó que, debido a la ola de calor, no se encontraba bien. Alicia le propuso beber un poco de agua, sacó la cantimplora de su mochila y se la dio."Me llamo Alicia, encantada de conocerte" dijo entusiasta"¡Laura, mucho gusto!", respondió Laura. TosiendoLaura se esforzó en sonreír, pero sentía una ligera presión en el pecho. "¿Te pasa algo?", preguntó Alicia, no tienes buena cara"Puedo acompañarte a casa si quieres. ¿Vives lejos de aquí?", ofreció Alicia."En el portal tres B""¡Guay! Yo vivo en el dos B", dijo Alicia.Nada más llegar al portal, Ali se encendió un cigarro mientras exhalaba el humo."El gimnasio me estresa", soltó, "por eso me apetece fumar, jajaja".


A Laura le hizo mucha gracia y también soltó una pequeña carcajada, a pesar de la tos que iba en aumento.

 Se intercambiaron los números de teléfono con la promesa de que al día siguiente podrían quedar para tomar algo. Ambas estaban emocionadas por la posibilidad de pasar más tiempo juntas y seguir conociéndose.

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