Sunghoon no aceptaría a Sunoo.
Un beso no era nada, llevarlo a su casa mucho menos, simplemente no lo soportaba en el trabajo y punto.
Seguía sin caerle bien, pero los días que transcurrieron en una convivencia continúa, le hicieron conocer aspectos del chico que nunca le rondaron por el cerebro.
Como que le gustaban mucho los perros y su primer mascota se llamó Kóvu en honor a la secuela del Rey León. Ligado a eso, también escuchó por ahí que era un fan empedernido de Disney y su película favorita era Aladdin.
Le contó a Jake días atrás que tenía una hermana mayor y a Heeseung que su fruta favorita era la sandía. Les comentó que su número de la suerte era el siete y que siempre tenía que abrazar algo para poder dormir bien. No le gustaba ducharse con agua fría y su dulce preferido eran las gomitas.
¿Por qué Sunghoon recordaba todo eso? Bueno, porque se le hacían datos estúpidos, muchas gracias.
Nunca se dirigía a él cuando se encontraban en la cafetería para desayunar, no hablaban entre ellos, solamente eran partícipes en las conversaciones que los incluían. En algún momento pensó en dejar de asistir a los almuerzos y cambiar sus costumbres, pero no lo haría; Sunoo no le iba a robar a sus mejores amigos.
Podía ser tolerante.
Claro que las bromas en el bar no cesaron; se mantenía al pie del cañón.
Las mejores, fueron cuando al ojimiel le encargaron una bebida con refresco y le pidió que le pasara por favor uno nuevo. Como regalo, le agitó la botella para hacer el gas subir y cuando fue destapada, hubo una explosión de soda de limón que terminó mojando la camiseta y cara de su victima.
Y aquella ocasión en los vestidores, dónde le dejó una araña de juguete en su locker y al ser abierto, el grito de espanto se escuchó hasta Central Park. Se sumó dos puntos por esa, se convirtió en su favorita.
Aunque... le costaba trabajo aceptar que Sunoo le aguantaba el paso, ya no replicaba por las cosas que le hacía con el fin de perjudicar.
Era fin de semana de nuevo, la gente atiborrada al inicio de la barra y esparcida en distintos puntos, todos corriendo para no dejar a nadie seco por la falta de tragos y uno que otro borracho cantando con sus amigos las canciones de fondo.
—¿Tienes un cigarro?—Jungwon preguntó, tomando a Sunghoon del brazo.
—Claro—contestó, sacando su cajetilla del pantalón y se la entregó para que tomara los que quisiera.—¿Qué está mal?
—¿Uh? Nada...—susurró, tomando uno entre sus dedos.
—¿Me quieres engañar a mi?—hizo aquello de acercarle la llama de su encendedor para que lo prendiera.
—¿Por qué te estaría engañando?—titubeó con el filtro entre los labios.
—Jungwon, tú solo fumas cuando estás estresado o en su caso, preocupado.
Su jefe inhaló, haciendo que el papel blanco enrollado se quemara y una nube densa de humo fue expulsada con lentitud segundos más tarde.
—No es nada malo, pero Byungho me dijo que podía venderme este lugar.
El rostro de Sunghoon brilló de asombro, abriendo sus ojos más de lo normal.
—¡Eso es fantástico! Lo has buscado tanto tiempo y te lo está ofreciendo, ¿por qué dudas en hacerlo?
—No dudo Park, es solo que no tengo el dinero suficiente para pagarlo.
Oh, eso.
—Bueno, podrías irle pagando poco a poco, ¿no?—se refregó un ojo.—¿Cuánto te pidió?
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Club Bengala || Sungsun
FanfictionSunoo disfrutaba de su empleo, realmente lo disfrutaba. Se esforzaba al máximo para mejorar cada día y sus compañeros lo trataban bien, brindándole la orientación que necesitaba. Menos Sunghoon. Ese chico maldito, con sus ojos color café y sus pómu...