Terminaron de recoger y limpiar todo quince minutos antes de su salida habitual, Heeseung y Jake se quedaron a charlar con Jungwon para confirmarle que todo el embrollo de las citas amistosas era solamente para apoyarle con la compra del local.
Sunoo no entró en detalles con ellos, solo les contó el fin, porque su jefe era el indicado para comentarles el trato que hizo con Byungho.
Al salir del establecimiento, notó el auto que días antes lo llevó a su apartamento parqueado en la acera opuesta. Sunghoon estaba recargado en el capó, con los brazos cruzados y un cigarrillo plantado entre sus labios, como cualquier película de romance adolescente en su momento más cliché.
—Mi cita fue con un muchacho de veintiocho años llamado Seung-cheol, que terminó la carrera de psicología, lleva un par de años viviendo aquí y su mejor amigo le dijo de este lugar—le habló a lo lejos, sacando la bocanada de humo.
La garganta del ojimiel se cerró y limitadamente removió los tirabuzones de su frente, desviando la intensa visión ajena.
—La pasaste bien—dijo con sus comisuras alzadas no tan perceptible.—¿Qué cenaron?
—Tres hot-dogs y una soda grande, muy llenador para mi gusto—le miró divertido, y lo mejor de todo, es que fue gratis.
Sunoo apretó los labios para no reír, sacando el aire contenido por su nariz.
—De nada.
—No te agradecí.
—Lo sé, pero fue mi idea, así que de nada—victorioso, hizo aquel movimiento con su cabeza de un lado a otro.
Sunghoon no le contestó, lo capturó con sus zafiros cubiertos en la oscuridad de la noche, dejando caer los párpados solo unos milímetros y ensanchando su sonrisa.
—Súbete.
No aguardó respuesta y temió tener que volver a insistirle que se montara al automóvil. Sin embargo, supo que no tendría que hacerlo porque la puerta del copiloto sonó al ser abierta y un curioso muchacho de ojos color miel terminó sentado en el lugar a lado suyo.
—Vaya, que fácil—agregó burlón, poniendo en marcha el vehículo con la dirección de Sunoo, la tenía en sus rutas recientes.
—No lo tomes personal, es mi manera de aceptar tus agradecimientos.
—¿Qué te hace pensar que te voy a llevar a tu casa?—Sunghoon hizo un mohín, bajando el vidrio de su lado.
—¿A dónde más si no?
—¿Confías en que no voy a desviarme?
—Eso creo.
El castaño carraspeó la garganta, dejando salir una risita sarcástica al frenar por una luz roja en el semáforo próximo. No debería existir esa tensión opresiva, era una bofetada que desvariaba los sentidos de ambos, los ponía atentos.
No se definía como incomodidad, pero Sunoo no estaba cien por ciento familiarizado a la compañía de Sunghoon, era como estar en vulnerable, sabía que no había ni un gramo de confianza mutua pero no le disgustaba tanto como aparentaba.
—¿Por qué me odias?—recriminó con precaución pero sin rodeos.—Soy buena persona, siempre trato de ayudarlos, no me meto en líos y tampoco los causo, ¿qué está mal?
El destello verde fue la indicación para que siguieran su camino. Sunghoon pisó el pedal, con el tornado de respuestas irónicas y mordaces que podía decir brincando en su cerebro. Pero hoy, le apetecía ser honesto y tener el mismo valor que el chico tuvo para interrogarlo sin titubeos.
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Club Bengala || Sungsun
ФанфикSunoo disfrutaba de su empleo, realmente lo disfrutaba. Se esforzaba al máximo para mejorar cada día y sus compañeros lo trataban bien, brindándole la orientación que necesitaba. Menos Sunghoon. Ese chico maldito, con sus ojos color café y sus pómu...