CAPITVLVM III

501 67 88
                                    

III + IG
~ 𐙚 ~
Matilde

Me giré de un lado a otro sobre la cama, pero no logré conciliar el sueño por andar pensando hueás —a decir verdad, en el grandísimo hueón que vive al frente—. Así que, fui a hacer lo que mejor sé:

Molestar a la Amaya.

Gatito...—la moví con intención de despertarla, pero esta tiene el sueño medio pesado.—Te tengo el medio cahuín.

—¿Mmh?—preguntó adormilada, y sin abrir los ojitos.—¿Qué pasó, Mati?

—¿Estai durmiendo?

—No.—habló con ironía y arrugó ligeramente la nariz.—Estoy descansando los ojos nomás.

—Qué bueno.—me metí en la cama y empecé a contarle lo que habíamos hablado con el Maxi en la tarde:—Te vai a caer de raja cuando te cuente esto.

—Matilde, son las tres de la mañana.

—¿Cachai a nuestra vecina? Una linda de pelito café, ojitos grandes... Se llama Valeria.—iba a seguir hablando, pero la Amaya me pegó con una almohada y se tapó la cara con las sábanas.

—Déjame dormir, mierda.

Es tan linda...

—¿Sabíai que es escritora? La investigué y resulta que es terrible conocida.—ignoré su petición y seguí contándole.—Hace unos días el Maxi encontró unos papeles de ella en el depósito de su abuela, ¿querí saber qué decían?

—¿Qué decían?

—Pregúntamelo más lindo.—bufé y la moví, provocando que me mirara con los ojos entrecerrados.—Que soy sensible.

—¿Qué decían los papelitos, mi princesita preciosa?

—Queti'.

La Amaya se incorporó sobre la cama y me miró cansada, pero logré lo que quería:

Que despertara por completo.

—La Valeria tiene un manuscrito que escribió sobre uno de sus compañeros que supuestamente le gustaba.—hablé a modo cahuín y con cualquier emoción:—El Maxi cacha al hueón, porque toca en una banda bien conocida.

—¿Cómo los fanfics de cantantes que leíamos cuando éramos más chicas?

—¡Esos mismos!—la tomé de los hombros y la sacudí con emoción.—La Valeria escribió todo eso antes de un accidente que tuvo, donde perdió la memoria.—en cuanto dije eso, la Amaya alzó las cejas sorprendida.—Le dijo a los cabros que no se acordaba de él. Pero, una amiga que tiene desde el colegio, le confirmó que el Martín tocaba en una banda de su colegio y a ella le gustaba.

—¿Qué creí tú?

—Ella cree que fantaseó nomás su relación con este cabro.—dicho eso, le di mi hipótesis:—Pero yo creo que algo de real debe haber tenido como pa' escribir con tanto esmero sobre alguien que conoces, ¿o no?

—Quizás solo le gustaba el cabro, Mati.—la Amaya murmuró soñolienta:—Yo igual me ilusiono y me creo películas en la cabeza cuando me gusta alguien.

Hechizo CuliaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora