CAPITVLVM XII

464 77 145
                                    

XII
~ 𐙚 ~
Amaya / Amaro

Todo me da vueltas...

Mantuve la mirada fija en el techo, observando cómo parecía moverse sobre mí, aunque en el fondo sabía que solo era una ilusión causada por todo el copete que había tomado.

—¿Querí otro?—escuché y centré mi atención en el cabro que tenía al frente, quien me miraba con una sonrisa ingenua.

—Quiero irme pa' mi casa, Benja.

Me iba a levantar de la mesa, pero él me agarró de la muñeca y, de un tirón, me hizo sentarme nuevamente.

—Tómate otro, Amaya.—musitó y puso otro vaso de mojito al frente mío, para después hacer un puchero.—No seai fome.

—Ya es tarde...

—Yo te llevo a tu casa después, no te preocupí.

—No puedo más.—admití, porque si me tomaba otro, seguramente apagaba tele. Yo creo que, como estoy ahora, ni siquiera podría caminar bien sola.

—Tómate el último, así no perdemos el vaso.—lo acercó más a mí y me miró con cautela.—Yo no puedo llegar tan curao' a mi casa; mi mamá me reta.

—¿Qué...?

—¿Amaya?—escuché y me giré confundida hacia el lado, donde estaba nada más y nada menos que el Martín.—¿Qué estai haciendo aquí tan tarde, chicoca?

—¡Martín!—exclamé emocionada y estiré mis brazos.—¿Cómo estai? Yo estoy un poco curaita. Pero, un poquito nomás, te lo prometo.

—Si me di cuenta.—me miró preocupado y luego centró su atención en el cabro que estaba al frente mío.—Venía a ver si estabai bien.

—No me quiere llevar a mi casa.—susurré y apunté al Benjamín, que se rió nervioso ante mi acusación.

—Era una broma.—respondió rápido, sin quitar su mirada del Martín.—De hecho, ya nos vamos.

—¿De verdad?—pregunté emocionada, porque ya necesitaba llegar a acostarme y a dormir.—Qué bueno, que estoy media borrachita.

—¿Querí que vaya a dejarte yo?—preguntó el Martín con cierta desconfianza.—Vine en auto, así que puedo pasar a dejar a tu amigo a su casa después.

—Vino conmigo, yo soy el responsable de ir a dejarla a su casa.—habló el Benjamín de mala gana, para después dirigirse a mí.—Voy a pagar y nos vamos.

—¿Segura te querí ir con él?—preguntó el Martín apenas el Benjamín se dirigió hasta la caja para pagar.

—No le gusto al Amaro.—murmuré cabizbaja y me abracé por el abdomen. Aproveché de levantarme de la silla, y Martín me sujetó rápido porque casi me voy hacia un lado de lo mareada que estaba.—¿Por qué no le gusto al Amaro, Martín?

—¿Querí que llame al Amaro?

—No,—negué rápido con la cabeza y sentí mi pecho apretarse.—el Amaro no me quiere ni un poquito, Martín.

Desde la caja, vi como el Benjamín me hizo una seña para que fuera con él, así que me despedí a la rápida del Martín, porque quería irme lo antes posible a mi casa pa' llorar tranquila por mi amor no correspondido.

Hechizo CuliaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora