CAPITVLVM VII

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VII + IG
~ 𐙚 ~
[una semana después...]
Amaya

Miré con cautela a la pareja que tenía al frente mío, y después desvíe mi atención hacia el Maxi, que los miraba con cierta... ¿amargura?

—¿Con ese hueón está la Matilde?—preguntó todo serio, mientras analizaba al cabro que estaba con mi prima.—Es bien feito, qué querí que te diga...

—Maxi...—lo miré con los ojos entrecerrados, provocando que él hiciera un mohín.—¿Por qué tanto hate? Si no lo conocí.

—Por su culpa la Matilde ya no quiere pasar tiempo conmigo.—miró hacia otro lado restándole importancia, pero caché que eso le estaba afectando bastante.—Te apuesto a que ni siquiera se va a ir con nosotros pa' la casa ahora.

—¿Qué?—me acerqué a él, tomé una respiración profunda y lo miré divertida.—¿Qué huelo? ¿Acaso son celos, Maxito?

—¿Yo celoso? Pff...—se hizo el interesante, pero sus expresiones lo delataban.—Jamás.

Y eso, mis bellas brujitas, es lo que pasa cuando el mino lindo se enamora de la mina que jamás pensó que vería como algo más que una amiga; lo que hace que sus sentimientos sean aún más confusos y profundos. De la mina que piensa que nunca tendrá una oportunidad con él. En el fondo ambos le temen al rechazo: él porque nunca lo ha experimentado y ella porque lo ha vivido tantas veces, que no quiere sufrir más decepciones. Por eso deciden reprimir sus sentimientos... Aunque ambos saben que eso solo los hará alejarse y sufrir en el camino.

—¿Vamos, Amaya? Que tengo que llegar a ver al Amaro, que está medio enfermo.—sacudió su celular al frente mío.—Por eso hoy día no te ha molestado.

—¿En serio?—pregunté preocupada y un poco apenada, porque hace un rato lo dejé en visto cuando me escribió que estaba "enfermo de amor".

—Sí.—empezó a caminar y yo fui rápido despedirme de la Matilde, que dijo que se iría con su nuevo "enamorado". Lo que dejó bajoneado a mi acompañante.

—¿Qué le pasó al Amaro?—pregunté en el mismo tono de hace un rato, mientras caminábamos hacia la salida de la universidad.

Al principio no me pareció extraño que el Amaro no haya venido a la universidad, porque pasa faltando; yo no entiendo cómo pasa los ramos. Pero, si el Maxi dice que está enfermo, es porque realmente le pasó algo.

—¿Estai preocupada por tu gatito?—preguntó divertido, mientras me daba leves codazos en el brazo.—Le voy a decir...

—¡No!—exclamé casi en súplica, porque como está el Amaro, seguramente con esto me termina de proponer matrimonio.—Quería saber nomás, que tu amigo me pegó lo sapa.

—Está con fiebre desde anoche.

—¿Fue al médico?—pregunté preocupada y recordé lo que el Amaro me escribió hace un rato.—¿Qué pasa si el hechizo es lo que le está haciendo mal, Maxi? Quizás su cuerpo no aguanta tanta energía...—me llevé las manos a la cabeza con frustración.—Quizás es mi culpa por no haber buscado bien una forma pa' deshacer ese hechizo culiao.

—Tranquila, Amaya.—el Maxi se rio ante mi reacción y prosiguió:—El Amaro desde chico que tiende a enfermarse de un día pa' otro.

Hechizo CuliaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora