CAPITVLVM IV

1K 124 286
                                        

IV
~ 𐙚 ~
Amaya

Me miré en el espejo del baño y me limpié rápido las lágrimas que rodaron por mis mejillas cuando escuché que estaban golpeando la puerta.

Por favor que no sea el Francisco.

—Está ocupado.

"¿Te podi hacer pasar por mi polola? Es que invité a la mina que me gusta, y se puso celosa cuando me vio hablando contigo en la u..."

Soy tan hueona; siempre me terminan gustando los más saco de hueás existentes.

Sentí que tocaron nuevamente la puerta, esta vez un poco más despacio que la anterior. Y, unos minutitos después, me llegó un mensaje:

Amarko

sale del baño
te estoy esperando pa que nos vayamos
y tiremos unas maldiciones.

me puedo ir sola

ah, si sé
soy yo el que no se puede ir solo
me da miedo
[visto]

Apenas abrí la puerta y asomé la cabeza por esta, mi mirada se encontró con la del Amaro, que estaba apoyado en la pared del frente con los brazos cruzados sobre su pecho.

—¡Menos mal!—exclamó aliviado.

—¿Por qué estai aquí?

—Vamos.—ladeó ligeramente la cabeza en dirección a la salida del restaurante.

—No me pienso ir contigo.

—¿Mmh?

—¿Por qué no me dijiste que ibai a venir con la Luna y su amiga cuando nos encontramos en el edificio hace un rato?—murmuré cabizbaja, aún sin salir por completo del baño.—Ah, verdad. Pa' ustedes soy el hazme reír, ¿o no?

—Amaya, no sabía...

—Erí un mentiroso, Amaro.—se me cristalizaron los ojos, pero me pasé rápido las manos para no ponerme a llorar.—Si no te hubiese dado cargo de conciencia, no hubierai venido a ver cómo estaba.

—¿Tu creí que vine pa' acá porque...?—preguntó con cierta angustia en la voz, pero lo ignoré.

—¿Qué chucha les hice? Yo sé que a veces soy...—sollocé y negué con la cabeza.—No pueden jugar así con mis sentimientos, Amaro.

—Amaya...—me agarró de la muñeca y me atrajo hasta él para envolverme en sus brazos.—Te juro que yo no sabía nada.

¿Qué hueá este que anda tan amoroso?

—Más te vale.—apoyé mi frente en su pecho pa' ocultar que estaba llorando. Puede que el Amaro no sea mi persona favorita del mundo, pero de verdad necesitaba un abrazo en ese momento:—Porque tengo pa' tirar hechizos.

—¿Me vai a tirar alguno?—preguntó juguetón y yo asentí, aún sin mirarlo.—¿Ah, si?

—Uno pa' que sufrai toda tu vida...—lo miré con malicia y proseguí:—Uno de amor.

Hechizo CuliaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora