Capítulo 3

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Rebecca patriacia Armstrong para los amigos y becky para el resto del mundo, entró en el vestíbulo del hotel. Su trabajo había terminado por aquel día y gracias a Dios se pasó la mano por el pelo, completamente agotada había sido todo lo amable que había podido con los empleados de Phoenix Rising, pero les había dado el baño de realidad
que necesitaban.

Había hecho todo lo que había estado en su mano para minimizar el dolor habría cambios, aumentaría el número de comerciales y disminuiría el de redactores pero si todo el mundo seguía sus indicaciones, nadie perdería su trabajo.

Le había gustado trabajar con el director de la revista, Will Connell, un tipo con
sentido común y un editor con experiencia aun así, la tensión que se respiraba en el ambiente la había dejado agotadora la edad la estaba ablandando.

Sólo tenía treinta y cinco años pero últimamente se sentía vieja necesitaba una copa de modo que se dirigió al bar con intención de tomar un whisky que la ayudara a aliviar las tensiones del día.

Se sentó al final de la barra desde donde podía observar al resto de la clientela
una antigua costumbre y pidió un whisky con hielo.

El bar estaba abarrotado por los asistentes a una convención; a los congresistas se los podía reconocer por la tarjeta plástica que llevaban en el pecho y había también empleados de las oficinas de la zona vestidos con traje y atraídos por los precios de la hora feliz sin duda alguna.

Había algunas mujeres sin pareja advirtió una cerca de la barra y otras en un taburetes hubo una mujer en particular que le llamó la atención vestida con un modelo azul ajustado, se movía hacia los asientos del bar con paso decidido pero los tobillos
ligeramente temblorosos, como si fuera una niña que le hubiera quitado los zapatos de tacón a su madre.

Decidida pero vacilante humor.

Unas curvas magníficas, senos firmes y el pelo peinado hacia atrás de una forma
que parecía estar llamando a las caricias de cualquiera pero cuando pasó al lado de becky ésta pudo ver que lo llevaba sujeto con un pasador con forma de gato.

¿Una mujer ardiente con corazón de niña? Interesante contradicción y
magnífico trasero advirtió mientras ella desaparecía de su vista.

Desvió su atención hacia un hombre que coqueteaba tímidamente con las tres
mujeres que estaban en los taburetes o bien estaba casado o era su jefe a becky le habría encantado estar suficientemente cerca como para escuchar y verificar su presentimiento.

Sonrió para sí evidentemente, estaba aburrida bebió la copa agradecienda el calor del alcohol le gustaba viajar, le gustaba visitar otras propiedades de Man's Man, le gustaba dejar su propia huella en las revistas que compraban pero el resto de su trabajo estaba comenzando a ser demasiado previsible y estaba cansadda de las fiestas benéficas, las reuniones y los
informes sobre ingresos por publicidad.

Curiosamente, echaba de menos el verdadero periodismo había estado pensando mucho en los días pasados en el Miami Tribune, donde había dirigido una investigación sobre las empresas de servicios funerarios, había revisado cientos de informes, interrogado a montones de burócratas reticentes a hablar y al final había ayudado a
escribir una serie de artículos que habían derivado en un cambio en la legislación y a ella le había valido una nominación al premio Pulitzer.

Su trabajo había sido recompensado pero en aquella época no era consciente de lo mucho que eso significaba para ella entonces era una tipa inquieta un par de artículos más habían elevado su perfil y le habían ofrecido trabajar para Man's Man escribiendo artículos de fondo el salario era bueno y a ella le gustaba la zona de Bahía poco tiempo
después, había sido nombrada editora un nuevo desafío y desde allí, había llegado a ser vicepresidente de la revista.

Mentiras y Algo MasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora