Capítulo 2

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Las mascotas ocuparon inmediatamente sus puestos. Spud se colocó a sus pies,
Boomer se tumbó a su izquierda y Ditzy se acurrucó en su regazo mientras
mordisqueaba uno de sus juguetes.

Freen tomó aire, lo soltó, posó los dedos sobre el teclado y comenzó su aventura.
Vuestra reportera de En la ciudad, que os ha transmitido fielmente todo lo
ocurrido en los últimos bailes, cenas y fiestas de la ciudad a partir de ahora tendrá que prestar atención a lo que ocurre tras dichas veladas al fin y al cabo, mientras mi cita de esta noche y yo estamos saboreando un delicioso cabernet, nos preguntamos qué haremos después de la sesión de jazz en el Fenicio y de la créme brúlée.

¿Llegaremos a intimar?

No era un mal principio, decidió, tras leerlo otra vez. ¿Podría convertirse en
Nam mientras escribía el resto de la columna? ¿Sería capaz de acostarse con su amante imaginario en el caso de que el tipo en cuestión la hiciera reír, supiera bailar, oliera bien o diablos, llevara una corbata que le gustara?

Ésa no era la forma de actuar de freen, ella no disfrutaba del sexo hasta que la
relación le parecía suficientemente sólida y se sentía lo bastante cómoda con la otra persona como para minimizar la torpeza de la primera vez y hacía todo lo posible para que aquella primera vez fuera algo especial: una
iluminación perfecta, música seductora, velas aromáticas de fragancias eróticas, una indumentaria sexy, vino al lado de la cama y un aperitivo esperando en la nevera para después del sexo.

En su anterior columna, hablaba a menudo de cómo un cambio de ambiente podía convertir cualquier cosa, hasta el tomar una simple taza de café en una celebración.

Su columna elevaba lo ordinario a las alturas de lo extraordinario y quería hacer algo parecido con el sexo.

A nam por su parte, no la preocupaba en absoluto la elegancia ella disfrutaba
del sexo tal como llegaba, por así decirlo. ¿Pero el sexo no podía ser algo poético y
ardiente?

Freen miró hacia el calendario tenía solamente una semana para escribir, revisar y terminar aquella columna, muy poco tiempo a ella le gustaba dejar reposar sus artículos algunos días antes de pulirlos y enviárselos a Will. Su mirada voló desde el calendario hacia las cartas que le habían enviado sus admiradoras y que tenía clavadas
sobre un tablero de corcho. Sonriendo, las tomó y leyó las frases que había subrayado en cada una de ellas.

Señorita Chankimha; sus palabras me permiten visualizar todo lo que describe, decía la primera. Gracias por la recomendación, Chankimha, nuestro aniversario ha sido más romántico
que nunca, continuaba diciendo la segunda y la tercera, realmente la conmovía: Oh, Chankimha ¿qué haríamos sin ti? Sus lectoras contaban con ella no podía defraudarlas pero cuando sonó el teléfono, agradeció la interrupción.

-Freen: ¿Diga? -preguntó alegremente y su madre le contestó con idéntica alegría.

Freen se reclinó en la silla, sabiendo que la conversación se alargaría su madre
siempre la llamaba en busca de apoyo y consejo, una hábito que había comenzado cuando, veinte años atrás, el padre de freen las había abandonado.

Tardó algunos minutos en comprenderlo pero al final freen llegó a la conclusión de que el aparato de aire acondicionado de su madre se había roto en Phoenix, el aire acondicionado era algo fundamental incluso en abril su hermano timmy que vivía con su madre lo había arreglado antes de ir al trabajo, pero poco después, había dejado
de funcionar.

El casero george Nichols, insistía en sustituirlo por uno que tenía en otro de sus pisos, pero su madre no quería. El alquiler era bajo porque dejaba estipulado que ellos se harían cargo de las reparaciones y a timmy se le daban bien.

Mentiras y Algo MasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora