|20| Capítulo

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Narra Diana:

La tensión entre nosotros ha cambiado, se ha transformado en algo más cargado de electricidad. Siento la mirada de Spencer en mí, su atención es palpable. La caza siempre nos deja a los vampiros en un estado de alta energía, y esa energía ahora se manifiesta en una atracción palpable entre nosotros.

Llegamos a casa y, una vez dentro, el ambiente se vuelve casi tangible con la anticipación. Spencer me sigue, sus ojos nunca apartándose de los míos. Nos detenemos en la sala de estar, y sin pensarlo dos veces, me acerco a él, mis manos encontrando su camino hacia su cuello.

— Esto es nuevo para ti — le digo en un susurro, sintiendo cómo su piel se eriza bajo mi toque —. Pero no tiene que ser malo.

Él asiente, tragando saliva. Puedo ver el deseo en sus ojos, mezclado con una pizca de nerviosismo.

— Confía en mí — susurro antes de acercarme y presionar mis labios contra los suyos.

El beso comienza suave, casi tímido, pero rápidamente se intensifica. Mis manos se deslizan por su cuello y hombros, atrayéndolo más cerca. Siento sus manos en mi cintura, temblorosas al principio, pero luego firmes mientras tira de mí hacia él.

Nuestros cuerpos se mueven juntos, y pronto estamos enredados en un apasionado abrazo. Mi lengua explora la suya, saboreando el momento. Puedo sentir su deseo latiendo con fuerza, y me embriaga la combinación de su deseo y su adrenalina.

Sin romper el beso, comienzo a movernos hacia el sofá. Nos dejamos caer en él, con Spencer sobre mí. La urgencia en sus movimientos aumenta, y su boca se desliza por mi cuello, besando y mordiendo suavemente, provocando pequeños gemidos de placer que no puedo reprimir.

—Diana... —susurra contra mi piel, su voz ronca de deseo.

—No te detengas —respondo, mis manos deslizándose por su espalda, clavando ligeramente mis uñas en su piel.

Él sigue mis instrucciones, su boca viajando por mi cuello y clavícula, hasta encontrar el borde de mi blusa. Con un movimiento hábil, la desliza hacia arriba, exponiendo mi piel. Sus manos recorren mis costados, enviando escalofríos de placer por todo mi cuerpo.

Siento cómo su respiración se vuelve más pesada mientras sus manos exploran mi cuerpo. Mis propias manos se mueven por su espalda y pecho, deleitándome con cada contorno de sus músculos. Nos movemos juntos, nuestros cuerpos sincronizados en una danza de deseo.

Mi respiración se acelera mientras él continúa su exploración, cada toque y caricia despertando sensaciones más intensas. La combinación de su calor y la energía residual de la caza nos envuelve, creando una atmósfera cargada de pasión.

Nos dejamos llevar por el momento, permitiendo que nuestros deseos tomen el control. La conexión entre nosotros se vuelve más profunda, más intensa, y en ese instante, nada más importa. Estamos perdidos en el uno al otro, enredados en un torbellino de placer y necesidad.

El mundo exterior se desvanece mientras nos dejamos llevar por la pasión, cada beso, cada caricia, intensificando la conexión entre nosotros. Nos movemos juntos en una perfecta sincronía, perdidos en un mar de sensaciones que nos consume por completo.

Narra Spencer:

Cada toque, cada beso, es como un fuego ardiendo a través de mi piel. Nunca había sentido algo tan intenso, tan urgente. Diana se mueve debajo de mí con una gracia y una fuerza que me dejan sin aliento. Sus gemidos suaves son una melodía que me impulsa a seguir adelante, a explorar más profundamente.

Mis manos recorren su cuerpo, memorizando cada curva, cada contorno. Su piel es suave, y su calor me envuelve, creando una conexión que trasciende lo físico. La forma en que me responde, la manera en que sus manos me guían, es intoxicante.

Nos movemos juntos en una danza de deseo, nuestros cuerpos entrelazados en una búsqueda constante de placer. La energía entre nosotros es casi tangible, una corriente eléctrica que nos conecta de una manera que nunca había experimentado.

Cada beso, cada caricia, nos lleva más cerca del abismo del placer. Diana arquea su cuerpo contra el mío, sus movimientos sincronizados con los míos en una perfecta armonía. El mundo exterior se desvanece, y todo lo que existe es este momento, esta conexión.

Nos perdemos en el torbellino de nuestras emociones, dejando que la pasión nos consuma por completo. En ese instante, nada más importa. Solo estamos nosotros, juntos, explorando los límites de nuestro deseo y nuestra conexión.

Narra Diana:

El tiempo se detiene mientras nos movemos juntos, cada momento cargado de una intensidad que nos deja sin aliento. La combinación de nuestro deseo y la energía de la caza crea una conexión casi mágica, y me pierdo en la sensación de sus manos, sus labios, su cuerpo.

Mientras nuestros cuerpos se mueven al unísono, siento que algo profundo cambia dentro de mí. La conexión entre nosotros va más allá de lo físico, es una unión de almas, una comprensión mutua que trasciende las palabras.

Finalmente, cuando alcanzamos el clímax, es como si una explosión de sensaciones nos envolviera. Nos aferramos el uno al otro, dejando que la ola de placer nos arrastre y nos consuma. El mundo se desvanece, y todo lo que queda es este momento de pura conexión y éxtasis.

Nos quedamos juntos, respirando pesadamente, nuestros cuerpos todavía entrelazados. La sensación de haber compartido algo tan profundo y significativo nos envuelve, y sé que este es solo el comienzo de algo mucho más grande.

—Spencer... —susurro, mi voz llena de emoción y gratitud.

—Diana... —responde él, su voz suave y llena de ternura.

Nos miramos a los ojos, compartiendo una mirada que lo dice todo. En este momento, no hay necesidad de palabras. Nos entendemos perfectamente, y sé que, pase lo que pase, enfrentaremos el futuro juntos.

Dark Romance - Spencer Reid © ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora