17

4.1K 262 40
                                    

Los primeros rayos de sol del día nos descubrieron a ambas desnudas sobre mi cama, tapadas ligeramente con la sábana, mientras mis brazos se aferraban al cuerpo de Fina para terminar con nuestras manos entrelazadas.

Levanté un poco mi cabeza para ver si continuaba durmiendo y me fue irremediable dejar un dulce beso sobre su mejilla al comprobar su respiración acompañaba que me indicaba que la morena estaba todavía profundamente dormida y es que, para ser sincera, dormir habíamos dormido poco, pero, sin duda, había sido una de las mejores noches de mi vida.

Seguí contemplándola, como si el tiempo en aquel momento estuviese parado por completo y usé la mano que no tenía entrelazada para comenzar a acariciar su pelo. Estaba algo ondulado después de toda la noche y me gustaba aquellos pequeños tirabuzones que se le formaban en la parte delantera del rostro. Mis manos dieron paso a mis labios que comenzaron a dejar pequeños besos por sus hombros desnudos y una sonrisa me salió casi automática al ver cómo Fina comenzaba a murmurar algo inteligible y a moverse suavemente.

Giró su rostro después de quedarse disfrutando de aquellos mimos y, tras dedicarme una sonrisa que me desarmaba por completo no fui capaz de no darle un beso antes de que mis manos comenzaran a perderse por su cuerpo desnudo.

************************

— Esto sí que son buenos días — escalé por el cuerpo de la morena hasta encontrarme con su rostros de nuevo sudoroso. Volví a besarla y nos quedamos un rato más deleitándonos simplemente con nuestros besos. — ¿Qué hora es? — preguntó mientras yo no quería ni despegarme para mirar la hora.

— Las 9 — contesté yo sin preocupación para volver a besarla.

— ¡Marta! — Fina se removió enseguida y apoyó su espalda en el cabecero de la cama mientras se llevaba las manos al rostro con algo de desesperación — Joder, Marta que es tardísimo y deberíamos estar en la oficina ya trabajando.

— Tranquila, he llamado a Begoña para decirle que tú y yo íbamos directamente a seguir con el reportaje y que no apareceríamos hasta la hora de comer.

— Ya, pero...

— Pero nada, algo bueno tendrá que tener que sea la jefa, ¿no?

— ¿Y cómo justificaremos luego el no tener absolutamente nada del reportaje? Tú no tienes problema, pero yo...

— Fina, relájate, por favor, es solo un día y cualquiera diría que eres tú la que está agobiada en vez de yo. No va a pasar absolutamente nada y no te voy a despedir, tenlo bastante claro. A la hora de comer estamos allí, pero ahora simplemente relájate y disfruta — volví a besarla para calmar su estado y poco a poco se fue relajando.

*****************

Después de pasarnos un buen rato entre caricias, mimos y algún que otro orgasmo, decidí pedir algo para desayunar y llevárselo a Fina a la cama. Estuvimos comiendo tranquilamente para reponer fuerzas e intentando que Frida no nos robara la mitad del desayuno y terminamos en la ducha intentando ahorrar tiempo, pero eso fue lo que menos hicimos.

— Debería pasar por mi casa un momento a coger algo de ropa, no puedo ir con la misma de ayer — comentó Fina mientras subíamos ya al coche.

— Te dejo si quieres allí y luego ya te acercas a la oficina — dije.

— Mejor sube y así me ayudas a elegir qué me pongo — respondió ella guiñándome un ojo — Ahora, te advierto que no tiene nada que ver con tu lujoso piso.

Líneas rojasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora