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Llevaba ya varios meses en la revista y la verdad es que cada día que pasaba estaba más contenta. Carmen y Luisita bromeaban con que aquello se debía a que me había ganado demasiado a la jefa, pero la verdad es que estaba descubriendo que, a pesar de las veces en las que me tocaba hacer todo ese trabajo que no querían los demás, el periodismo era realmente aquello a lo que quería dedicarme y, cada una de las salidas que hacía con Marta, en las que me daba toda esa confianza que necesitaba y cada vez que le pasaba parte de alguno de mis artículos, me lo hacían confirmar cada vez más. 

El viernes, Marta nos había dado la tarde libre para que pudiéramos alargar un poco el fin de semana, Carmen y Luisita me habían animado a salir de fiesta con ellas y, aunque tampoco me apetecía mucho, había decidido aceptar para así distraerme un poco. Amelia también se había unido al plan y eso me daba algo más de tranquilidad. Y es que, podía parecer una tontería, pero muchas veces no me gustaba salir porque no me sentía a gusto o en confianza con la gente que tenía alrededor, no solía beber mucho y muchas veces tenía que ver cómo el resto se lo pasaba genial y yo, sobre todo por timidez, terminaba apartándome, mirando el móvil o haciendo bomba de humo. 

Mi amiga había querido quedar conmigo un poco antes en un bar cerca de su casa y de la zona por la que íbamos a salir porque, según decía ella, Luisita tardaba demasiado en arreglarse y ella terminaba aburriéndose. 

[Amelia 22:27] 

Estoy ya en el bar

No me hagas tú también esperar, por favor 🙏

[Fina 22:28]

Estoy llegando ya, dame dos minutos

La verdad es que había salido ya del metro y estaba entrando en la calle donde se encontraba el local, volví a sentir que mi móvil vibraba y lo cogí con intenciones de ponerle a Amelia que dejara de ser una pesada porque no había pasado ni un minuto, sin embargo, no era ella la que me escribía.

[Marta 22:29]

Hola Fina

Perdona que te moleste

Pero he pensado que quizás te apetezca mañana queda para ir a tomar algo como quedamos hace unas semanas

Me sorprendió mucho que me escribiera y más aún que se acordara todavía de aquella proposición que me llegó a hacer en su momento.

[Fina 22:31]

¡Claro!

¿Tienes algún lugar en mente?

[Marta 22:32]

Algo tengo, pero si te lo digo perdería parte de la magia

[Fina 22:33]

Uy, ¿tengo que ir muy elegante?

Bloqueé un momento el móvil y entré ya en el bar. Amelia me miraba desde su asiento, seguramente porque estaba enfrascada en aquella conversación y no había ni reparado todavía en ella.

Mi amiga se levantó enseguida para saludarme y darme un abrazo y le pedí a la camarera que me trajera una cerveza como la que tenía ya ella entre sus manos.

— A este paso llega antes Luisita que tú — bromeó.

— Qué exagerada, si no he tardado nada.

El móvil me volvió a vibrar y aunque no me gustaba prestar demasiada atención al dispositivo cuando estaba con gente, me fue imposible no mirarlo de nuevo.

Líneas rojasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora