ᴀᴜᴛᴏꜱ, ᴍᴏᴅᴀ ʏ 𝙎𝙋𝙀𝙀𝘿𝙎𝙏𝙊𝙍𝙈

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Se escucha un suspiro de decisión y concentración en el aire, sus ojos están cerrados mientras su imaginación divaga en concentrarse. Tal vez era un déjà vu resonando en su cabeza, una sensación familiar de estar a punto de enfrentar un desafío que sentía en su para dar o tal vez un viejo recuerdo de la televisión cuando encontró a su padre viendo las carreras del auto, negando con la cabeza al ver como los neumáticos de aquel joven, reventaron en medio de la última vuelta para ganar. Pero la imprudencia de aquel joven, la emocionaban más que nada, soñaba algún día conducir aquel auto rojo del número Noventa y cinco. 

Sobre todo, que también recordaba como aquel hombre parecía regañar aquel que estaba tras de la pantalla un joven que salió de la nada en el anonimato, para convertirse en el novato, bajo la leyenda y el perseguidor.  Cruz cerró los ojos por un momento, inhalando profundamente y exhalando lentamente, enfocando su mente en el inminente evento. Fue difícil que todos aceptaran, pero seguiría los mismos pasos de aquel rubio. 

—Bien, aquí voy... concéntrate... soy veloz... un ganador y cuarenta y dos perdedores —murmuró para sí misma, repitiendo las palabras en voz alta, ni siquiera sabía que estaba diciendo, pero una vez las escucho de su hermano cuando se enfrentó a Hudson. 

Sus pensamientos se centraron en la carrera que vendría en veinticuatro horas, ahora solo enfocaba en seguir practicando y no irse por otro lado al momento de girar, pero sus pensamientos estaban en la línea de salida y todo lo que conlleva la carrera, hasta llegar hasta la final de ella. Podía visualizar cada paso, cada movimiento, como si ya estuviera corriendo. Sentía la energía de la competencia y el deseo de superar sus propios límites.

—Concéntrate... soy más que veloz... —se dijo, sintiendo cómo su determinación crecía con cada palabra—. Soy la hermana del Rayo McQueen.

El ambiente en la habitación estaba cargado de tensión, los nervios y el ruido de la televisión dando la misma noticia del accidente y cómo alguien nuevo se estaría entregando al equipo, pero también de una calma serena. Cruz ajustó los cordones de sus zapatillas de correr, asegurándose de que estuvieran perfectamente ajustados. Sentía la adrenalina comenzar a fluir por sus venas, preparándola para la intensa carrera que se avecinaba. Pero su concentración fue interrumpida.

—¿Estás lista, Cruz? —preguntó una voz familiar desde el otro lado de la puerta. —Es que alguien te espera aquí fuera.

Cruz levantó la mirada, se miró al espejo soltando un suspiro, y se levantó de su lugar, un poco sorprendida, mientras se dirigía a la puerta. Al abrirla, se encontró con la sonrisa amigable de Mack, el carismático amigo de su hermano, aquel que transportaba el coche de su hermano en el gran camión rojo.

—Joy te está esperando afuera —dijo Mack con entusiasmo. Cruz asintió antes de pedirle un momento, para poder ir, Marck entendió. Cinco minutos de reflexión. 

La primera por la carga.
La segunda por su concentración. 
La tercera del porque hace todo. 
La cuarta para estar segura.
Y la quinta, la última era para asegurarse que estaba en el camino correcto. 

Era como Alicia le había aconsejado. Al comenzar al día, debes ponerte cinco posibilidades. 

La chica sintió una chispa de emoción y nostalgia. Antes de que la perilla fuera abierta, miró a su alrededor. Todo lo que había allí eran cuadros, cuadros de fotografías de todo lo que su hermano amaba y atesoraba, cortes de periódicos donde su padre y hermano salían juntos. Se lo merecían, tantos años separados por el miedo y ahora los separaban las riendas del destino. Abrió la puerta y en su mirada no solo estaban las chispas de emoción y nostalgia, sino también la alegría que le faltaba. Su vieja niñera, aquella que solía cuidarla aun cuando era una adolescente chillona y retadora, con espíritu libre, sostenía de su mano a una pequeña que miraba todo a su alrededor con pura curiosidad infantil.

Rewrite The "STARS"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora