XX

117 14 2
                                    

Nunca me había detenido a pensar en cómo me iba a sentir al «enamorarme» de alguien y, la verdad es que ni siquiera me atrevía a pensarlo porque siempre saltaba su nombre en mi cabeza, su imagen, él. Naturalmente evitaba la idea, sin embargo, él me hacía sentir miles de cosas en mi interior, para ser específico, todo lo que nos vende el cine romántico. Y antes de que siquiera me apareciera él en mente, nunca pensé que algún día me enamoraría de un hombre. En mi vida pensé que algún día iba a decir «Te amo», es más, la sola idea de «hacer el amor», para mí era una completa locura, no entendía cómo es que alguien pueda provocar tantas reacciones en otra sólo porque sí. Pero en algún momento ocurrió, no estoy seguro de cuándo y de cómo, ¡vamos!, ni siquiera me agradaba pensarlo mucho, sin embargo pasó. En algún momento empezó a gustarme mi hermano, desde entonces, cuando me obligué a pensar más del tema, cuando me sumergí entre mis sueños y pensamientos, supe que iba hacer difícil quitármelo de la cabeza. Imposible. Y sabía que estaba mal, que quizás hasta cometía el peor error y el peor de los pecados. Ahora, hoy es distinto, una parte de mí sigue pensando que es un error, la otra parte y la más grande e importante para mí, dice que lo aproveche, que disfrute cada maldito segundo, pues que como sea iré al infierno, más me valía ir a parar allá por algo bueno, y es que aus labios y ahora su cuerpo, valía una eternidad pagando mi penitencia.

—Ahora vuelvo, no tardo —terminamos de la pequeña celebración y me levanto del comedor, y es que voy a realizar un pago.

—¿Puedo acompañarte?

—No hace falta Bill, aparte de ahí me voy a trabajar —respondí lo más calmado posible.

—Bien.

—Acuérdate que a partir de mañana ya no habrá faltas a clases, tienes que llevar a Bill además.

—Está bien, mamá.

Subo a mi habitación y saco de una cajita de metal los 17 mil euros junto con el número de cuenta, el nombre del banco, dirección y el nombre del tipo a quien le tengo que dar este dinero.

Tomo mi chaqueta y salgo de la casa. Después de ir a dejar ese dinero me dirijo al club. Llegando al estacionamiento, veo a Georg solo, ¿Será que puedo hablar con él?

—Hola amigo —llego a saludarlo con un choque de manos y puños.

—¿Qué hay hermano?

—¿Tienes unos minutos?

—Por supuesto.

—De acuerdo—. No me daba miedo o nervios su expresión al poderme escuchar, más bien tenía miedo de mí, de lo horrible que pudiese escucharse cuando lo dijera en voz alta y peor, cuando yo mismo me diera cuenta que en mi vida podré decirlo nuevamente.

—Vamos, hombre.

—Bien, hace una semana llegó mi hermano de España.

—Oh sí, ya me habías comentado algo al respecto.

—Sí, y esa es la razón de por qué quiero hablar contigo.

—Pues dime ya, me estás matando de curiosidad y no dices nada para tranquilizarme.

—Bien, pero me conoces y si te atreves a juzgarme...

—Para, para, para, dime quien soy yo para juzgarte. Para eso somos amigos.

Este chico es sensacional, lo sabía, sé que puedo confiar en él para lo que sea, pero necesitaba tener algo asegurado, pero esto me ha dejado sin palabras, totalmente impresionado.

—Ya dime —asiento y tomo aire para continuar.

—Ok, pues mi hermano es en realidad mi hermano gemelo, ambos tenemos un estilo muy bien definido pero al final es mi hermano gemelo, él se fue porque estaba pasando algo muy extraño y conmigo también. El irse no funcionó y entonces, ahora que ya está aquí hemos hablado porque no sabíamos qué sentía el otro y bueno pues...

In die NachtDonde viven las historias. Descúbrelo ahora