XXIII

97 13 0
                                    

Caigo rendido junto a Tom en consecuencia de haber estado un buen rato arriba, los dos tratamos de recuperar el aliento, él me recibe con el brazo derecho para acostarme sobre él y así lo hago. Con mi cabeza sobre su pecho, pienso en que Tom es realmente mi vida, lo único que me importa es él, por él daría todo, por él sería capaz de todo y de un poco más, yo por él haría cualquier cosa y estoy dispuesto a dar mi vida por él. Agradezco a la vida porque me lo haya dado como hermano y aún más, por haberme dado este sentimiento, que aunque para la sociedad está mal, para mí es un regalo y un placer que él sienta lo mismo por mí.

Veo su rostro de perfil, está viendo el techo y su pecho aún sube y baja controlando su respiración. Me levanto un poco y empiezo a repartir besos tiernos por todo su pecho, sus manos llegan a mi cabello y siento uno de sus brazos (el derecho por lógica), acariciar mi espalda. Mi lengua traza lo que se le antoja en su pecho y cuello, mi mano derecha se encarga de acariciar su piel. De repente escucho el ladrido de un perro que comienza a rascar la puerta desde afuera.

—Ninguno de los tres ha comido. Vamos, Billy.

—De acuerdo.

Ambos nos levantamos para ir a comer, ya era tarde.

***

Al día siguiente, la misma rutina por la mañana, aunque a la hora del almuerzo Tom se disculpó con Andy, él no lo esperaba de ninguna forma, eso estaba seguro, sus ojos de asombro casi me hacen reír y bueno, Tom obtuvo una respuesta positiva y sólo le pudo ofrecer, como forma de arrepentimiento por lo que había hecho, defenderlo cada que sus «amigos», quisieran golpearlo, pues Aaron sí resulta ser homofóbico. El que sigue actuando raro es Tom, cada que va al club llega más raro y alterado, no sé que le pasa ni cómo puedo ayudarlo, y es que aún tiene secretos para mí que como ya me lo ha dicho, me los dirá cuando esté listo para hacerlo. Además de que sigue saliendo sin querer que lo acompañe, me da miedo, temo que esté en algo extraño, pero confío en él y si es grave, los dos lo resolveremos juntos. Estas semanas han sido fáciles para ocultarnos de mamá, siempre está trabajando en las horas que llegamos a casa de la uni hasta la hora de la cena. Los fines de semana los pasa con Gordon así que también podemos salir a lugares lejanos donde no nos conocen para hacer más de novios que de hermanos.

Hoy tenemos la casa para nosotros, mamá llegará mañana quizá en la noche, por lo que no nos preocupamos tanto. Y menos después de un mes de estar así y que no se han dado cuenta de nada. Esta noche dormiremos juntos, nunca lo hemos hecho por el miedo a que mamá llegara a entrar en la mañana a despertarnos, pero hoy no correremos peligro. Ya es tarde, mañana tenemos escuela y seguimos aquí en la sala viendo "Final Destination 5" pero está por acabarse.

—Ya es tarde, Bill. Vamos a dormir, mañana tenemos clases.

—¿Y si no vamos? Será sólo un día, no creo que pase nada —le pido de una forma que sé que lo puedo convencer, como cuando éramos niños y lo trataba de convencer para hacer cualquier cosa. Lo único que funcionaba con él era poner una carita triste, darle un abrazo y ahora, pedirlo cerca de su boca, como si dentro de la misma intención estuviera el darle un beso. Funciona.

Extiende su brazo izquierdo y me acurruco sobre él. La película termina y me incorporo sentándome junto a él.

—¿Ya nada puede interrumpir? —pregunto con cierto tono de enfado

—¿Interrumpir qué cosa?

—Esto.

Me siento en sus piernas de lado con las mías estiradas a lo largo del sofá, tomo su rostro y junto mi boca a la de él besándolo desesperadamente. Últimamente ya no puedo estar sin su contacto de piel con mi piel, sin su boca en la mía, sin sentir su lengua jugando con la mía, ya no puedo estar sin sus penetraciones y sus actos de amor sobre mí.

—Me estás excitando —sonríe y yo también.

—¿Todavía no estás listo para hablar de tu mayor secreto?

—¿A qué viene eso, Bill?

—Nada más para recordarte que puedes decirme lo que quieras.

—Te amo. Lo sabes, ¿no?

—Sí.

—Bueno.

—Me asusta el hecho de que quizás sea algo grave y tengas miedo de decírmelo, pero créeme cuando te digo que te apoyaré.

—Lo sé. Solamente necesito tiempo.

—De acuerdo. Te daré lo que sea necesario. No lo dudes nunca.

—No lo haré.

Sellamos aquello con un beso, listos para el siguiente día.

—Vamos a dormir, me muero de sueño.

Ambos nos levantamos del sofá y vamos a la habitación para poder dormir juntos por primera vez.

In die NachtDonde viven las historias. Descúbrelo ahora