Cuando Severus Snape es obligado a visitar al niño que sobrevivió no esperaba que todo fuera de esa manera.
Obviamente los personajes y el mundo de Harry Potter no me pertenecen, eso es obra y gracia de la perra homofóbica de J.k Rowling, de resto t...
Había dejado a Harry hace algunos pocos minutos, sabía que con la historia y antecedentes del niño era probable que fuera completamente obediente en cuanto a no salir o ser un problema, su deseo de aprobación adulta era demasiado grande para ello... Pero aun así se sentía inquieto y nervioso por la separación
—Maestro Severus, que sorpresa verlo por aquí en esta época, sus pedidos están programados para dentro de casi dos semanas más o me equivoco?— preguntó el hombre tras el mostrador ojeando rápidamente un cuaderno que supuso era una agenda
—no es ningún error señor Mulpepper—. Contestó acercándose al mostrador para visualizar las plantas expuestas —Es un pedido extraordinario, supongo que habrá visto la última actualización de magos y pociones—
—por supuesto, por supuesto, fascinante número, con muchos cambios no verificados para un pocionista amateur—
—Lo mismo pensé— afirmó chasqueando los dedos y comenzando a pasearse por los pasillos— los comprobaré por mí mismo, así que deseo todos los ingredientes adicionales, un caldero de peltre y guantes de piel de dragón—
—Lo que ordene señor Snape— contesto el dueño de la tienda moviéndose y seleccionando ingredientes —puedo sugerirle una de las nuevas mascarillas para prevenir gases tóxicos? Vienen en paquetes de tres y se ajustan a cualquier medida, soportan una exposición de hasta tres semanas—
Lo pensó durante unos segundos mientras acariciaba las aterciopeladas hojas de una planta de díctamo, con un niño a su alrededor necesitaría bastante de aquella planta y sus vapores eran un peligro, sin contar con la experimentación que planeaba hacer, su laboratorio no contaba con la ventilación suficiente
—dos paquetes de ello entonces, también quiero tres plantas de díctamo y varias semillas de la misma—
El hombre asintió y siguió recolectando su pedido
Se aseguró que el boticario estuviera lo suficientemente distraído para adentrarse a uno de los pasillos, específicamente a uno en el que nunca había estado antes: niños y pociones, odiaba admitir que no estaba aquí solo por la nueva actualización
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Una vez dentro de la juguetería se acercó corriendo a los estantes donde todo parecía tener vida propia
Habían piratas que movían sus espadas y comenzaban conversaciones con cada persona que pasaba, unas extrañas pelotas amarillas que volaban al rededor con sus diminutas alas, peluches en par que se iluminaban si tocabas el más pequeño, todo tipo de cosas interesantes, era casi imposible elegir una sola cosa
Pensó en la descripción que había dicho el señor Severus, "nada muy grande y no una escoba" eso era sencillo, no podía hacer que el pelinegro gastara mucho dinero en él, eso sería muy grosero y tampoco queria una escoba, ya había usado un montón en la casa de su tia y no eran para nada divertidas