UNAI
He terminado comiendo solo en mi habitación del hotel. Menudo cambio radical de humor en 24 horas. Ayer me creía el rey del mundo, estaba eufórico. Campeón de la Eurocopa e ilusionado con un chico que parecía genial. Hoy sigo siendo campeón, pero estoy lejos de estar ilusionado. Lo que ha pasado esta mañana se repite en bucle en mi mente, y sigue habiendo algo que se me escapa. Conozco a Pedri desde hace un tiempo, aunque solo haga una semana que empezamos algo. Ese cambio tan repentino debe tener una explicación. Aunque puede que solo sea yo intentando justificar la actitud que ha tenido para sentirme menos hecho polvo.
Estoy tan confundido que ni siquiera he llorado, no me siento enfadado, aunque he salido de su habitación con la rabia recorriéndome las venas. Con las horas me he calmado y solo queda la sensación de que no tengo toda la información que debería para entender esto. La explicación más fácil sería que no estamos en el mismo punto, que yo me he emocionado y he caído una vez más en el error de no saber separar sexo y sentimientos. Puede que sencillamente sea eso sin más, pero no consigo que la idea arraigue en mi mente.
Sigo dándole vueltas mientras recojo todo en mi habitación, aunque no tengo mucho trabajo porque la he usado más bien poco. Cojo el teléfono por primera vez en todo el día para avisar de que me traigan un coche para ir al aeropuerto. Tengo algunas notificaciones pero las ignoro, no tengo ganas de saber nada de nadie ahora. En realidad lo único que quiero es hablar con Pedri y pedirle las explicaciones que no le he pedido antes. Por supuesto, no lo hago, ni siquiera yo soy tan estúpido.
En medio del bucle de pensamientos que tengo siempre se aparece Julen y sus advertencias a las que no he hecho caso. Tenía razón, aunque no pienso dársela. Me he ilusionado y me he llevado la hostia. Además, sin anestesia. Hago todo el trayecto hacia el aeropuerto sumido en mis pensamientos. Subiendo al avión me piden un par de fotos y, por no hacer el feo, me las hago. Sin embargo, hoy es el primer día en toda mi carrera en el que me habría negado a ello.
Una vez en mi asiento hago el mismo ritual de siempre. Le hablo a mi madre para avisarla de que en breves estaré volando hacia casa. Cuando salgo de su conversación hay un chat que me llama la atención. El de Pedri está muy arriba, demasiado reciente. No lo hemos usado desde hace unos días, así que no entiendo nada. Lo abro con recelo y en cuanto leo el último mensaje es como si todas las piezas del puzzle que llevo todo el día intentando montar encajaran.
Anoche estaba algo borracho y después del polvo, muy en las nubes. Me levanté y le mandé un mensaje a Julen, porque necesitaba soltar eso que tenía cogido en el pecho y no se lo podía decir al chico que estaba tumbado en la cama. Demasiado pronto, me dije a mí mismo. Releo el mensaje y se me escapa un resoplido. Dejo el móvil en la bandeja y me tapo la cara con las manos. Le mandé el puto mensaje a Pedri, joder. ¿Cómo fui tan tonto?
En este momento es cuando las lágrimas al fin quieren aparecer. Ya me extrañaba a mí no haber llorado en todo el día. Me las aguanto porque no es momento ni lugar para llorar. Lo he acojonado. Habrá leído esta mañana el mensaje y ha huido por patas del loco que se está enamorando en apenas una semana. No puedo ni siquiera culparlo, aunque en el fondo me hubiera gustado que me lo hubiera dicho. Hablar las cosas como personas adultas. Eso es lo que habría hecho yo en su lugar, pero no es lo que ha hecho él.
El vuelo no es muy largo, pero me martirizo todo lo que dura. En cuanto aterrizo llamo a Julen y le pido que venga a casa. Necesito sacarme esto de dentro y sé que él será la sensatez que a mí me falta. Porque ahora lo que quiero es empalmar mi vuelo, irme a Barcelona y hablar con Pedri. Ser yo el que le dé explicaciones a él. Como sé que eso no es lo que debo hacer, me voy a mi casa a llorarle a mi mejor amigo. Eso siempre es efectivo.
Julen y yo llegamos a mi puerta casi al mismo tiempo, y en cuanto me ve, me abraza. Que sepa que es exactamente eso lo que necesito aunque no tenga ni idea de lo que ha pasado es lo que lo reafirma como mi mejor amigo. Entramos todavía sin haber hablado, aunque en cuanto cierro la puerta no pierde el tiempo.
-Debes de ser el campeón de Europa con la cara más larga de España. ¿Qué ha pasado?
-La he liado tantísimo, Julen. Pero tantísimo -me tiro en el sofá y me tapo la cara con el antebrazo. Siento como mi amigo se coloca a mi lado.
-Cuéntamelo, anda, le intentaremos buscar solución.
Se lo suelto todo. Que Pedri y yo nos volvimos a liar el día de la final y que llegamos a todo. Que fue fantástico, la mejor experiencia que he tenido en mi vida. Que me dio igual ver nuestro vídeo por todo internet, aunque yo ni siquiera tengo redes, porque fue un momento mágico el que vivimos en el campo. Que la celebración de la Eurocopa me ha parecido una puta pasada porque la he podido vivir con él. Que anoche, cuando terminamos y le vi la cara me embargó una sensación como de desasosiego porque yo quería, quiero, ver esa cara todos los putos días de mi vida. Que le intenté enviar un mensaje a él diciéndole que me estaba enamorando y se lo mandé a Pedri. Que esta mañana me han dejado plantado y como un idiota en un hotel de Madrid y que ahora estoy desolado y muerto de la vergüenza.
-A ver, a ver. Vamos por partes, por favor, que esto es muchísima información de golpe. ¿Te estás enamorando?
-Sí. Bueno, al menos me estaba enamorando. Ya no tengo oportunidad de hacerlo porque la he cagado y he hecho que salga por patas.
-Vale, frena. Es cierto que lo del mensaje es un poquito cagada. Me voy a ahorrar lo que pienso sobre el hecho de que te estés enamorando a pesar de que te dije que no lo hicieras. Pero no lo veo el fin del mundo, no has cometido ningún crimen.
-Estaba desesperado porque me fuera, Julen. No lo has visto, estaba incluso blanco, acojonado.
-Que él se acojone no es tu culpa, Unai. No le dijiste ninguna bestialidad. Puede que fuese pronto, sí, eso no te lo voy a negar. Pero no has sido tú el cobarde, los dos sabemos que de ser al contrario te habrías enfrentado a ello y ese chico no lo ha hecho. Ha decidido mandarlo todo a la mierda, dejarte sin dar explicaciones y huir. ¿En qué punto de todo eso la culpa es tuya? Es que no consigo entenderlo.
Una parte de mi mente sabe que mi amigo tiene razón. Yo la cagué enviándole el mensaje a él, pero su reacción ha sido inmadura. A pesar de eso, sigo teniendo el impulso de intentar arreglar esto de alguna manera. De hacerme cargo de la situación. Tengo la esperanza de que se puede arreglar.
-¿Y qué hago ahora?
-¿Tú? ¿Que qué haces tú ahora? Absolutamente nada, pasar página y olvidarte del chaval. ¿Qué cojones más quieres hacer?
-No lo sé, Julen, algo. Quiero hacer algo. Es cierto que él no ha actuado como debería, pero mi mensaje estaba fuera de lugar. He corrido a mil kilómetros por hora y los dos lo sabemos.
-Sí, te has precipitado. Te has venido muy arriba y te has colgado del pezqueñín. Pero es que tú eres así, Unai. Tú te enamoras y lo das todo, vas a muerte. Entiendo que algo debes haber visto en él para pillarte de esta manera, pero se acabó. En todo caso, si quiere arreglar algo, que lo haga él. Si te busca, te planteas cosas. Si no lo hace, cuando vuelvas a jugar después de la operación te aseguras de pararle todos los putos goles.
-¿Crees que me va a buscar? -me siento como un crío haciendo la pregunta, pero necesito aferrarme a algo que me dé esperanzas.
-No tengo ni idea, no lo conozco. Lo que tengo claro es que debería, porque no va a encontrar a nadie como tú en su puta vida.
Me río y se me escapan un par de lágrimas, las que llevo conteniendo horas. Me abrazo a Julen, que me consuela pasándome la mano por la espalda. Mentalmente me digo que voy a aguantar esta esperanza una semana más. Si entro a la mesa de operaciones y no sé nada de Pedri, se acabó.
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Revisa el VAR | Unai + Pedri
FanfictionTras su lesión durante la Eurocopa, Pedri se enfada con el mundo. El único al que deja pasar es a Unai, aunque puede que tenga motivos para hacerlo. ¿Sus labios sabrán a fuegos artificiales y petazetas? Puede que lo compruebe. Y si lo hace, puede q...