Cuando te vi, supe que iba a pasar
me prometí que no me iba a enamorar
pero fuck that, ese cuerpo me encanta
me lo hiciste tan rico que me cuesta no volverte a llamar
Disimuladamente le bajo el volumen a la música, que Fer lleva a toda hostia en el coche. Ya se ha reproducido como tres veces la puta canción, creo que la indirecta ya la he pillado. Sin embargo, parece que mi hermano no se rinde. Vuelve a subirle el volumen y canta la frase que viene a pleno pulmón.
Ay, yo pensé que nos comíamos
y yo juré que no había amor
Me cago en todo y paso la canción, empieza a sonar Fardos, y entonces es cuando mi hermano decide bajar el volumen mientras se ríe.
-¿Qué pasa, Pepi? ¿No te gusta la canción?
-Me pasa que eres un capullo. Deja de torturarme de una vez, llevas días así, si lo llego a saber no te lo cuento.
-Tú eres el que lleva más de una semana como alma en pena sin hacer absolutamente nada. Reacciona, joder, que al final se te va a escapar de verdad.
Bufo como toda respuesta, porque en el fondo sé que tiene razón. He ido aplazando el momento de llamar a Unai porque no sé qué decirle. No sé cómo justificarme porque siento que no tengo justificación, no me va a perdonar y con la lesión siento que no tengo fuerzas para enfrentarme a ello. Además, ayer lo operaron. Pasó por la mesa de un quirófano y yo no he sido ni para mandarle un mensaje. Los compañeros le dieron ánimos por el grupo de la selección. Ferrán me llamó para ver si había hablado con Unai, para ver cómo estaba. Gavi me insultó cuando se enteró de que no le había dicho nada. Mi hermano, en fin, ya ves, se dedica a joderme la vida.
Sé que todos tienen razón, tengo que echarle huevos al asunto y enfrentarme a ello. Pero hace una semana que no escucho su voz, y lo último que sentí en ella fue rabia. Me dolió tanto que me cuesta hacerme a la idea de volver a enfrentarme a ello, de volver a sentir la pérdida otra vez. Lo dicho, soy un cobarde.
Llegamos al fin a casa y me bajo del coche sin dirigirle la palabra a mi hermano. Me meto en casa, saludo a mamá y me voy directo a mi habitación. Sin embargo, sé que Fer me ha seguido y me empiezo a poner de mal humor. Lo conozco y va a decirme algo que me va a sentar mal, y no me da la puta gana ahora mismo.
-Déjame en paz, anda.
-Te dejo en paz en seguida. Pero ayer lo operaron, Pepi. Tienes la excusa perfecta para llamarlo, preguntarle cómo está, porque sé que te mueres por hacerlo y, de paso, le dices cómo te sentiste y cómo te sientes. No pierdas la oportunidad, no seas tan tonto.
Se da media vuelta y sale de mi habitación dando un portazo. Perfecto, al final hasta mi hermano se ha enfadado conmigo. No voy a decir que no me lo tenga merecido, pero joder, él debería estar de mi parte. Aunque esté haciendo el capullo, algo de apoyo, no sé. Me tiro en la cama y suelto el móvil a mi lado. Debería hacerlo, sé que debería. Aunque no sirva para nada, quiero saber cómo se encuentra y qué le han dicho los médicos. Estoy preocupado por él. ¿Lo hago? Lo hago.
Cojo el teléfono y busco su número. Dudo unos segundos, pero al final le doy al botón. Se me aprieta el estómago al primer tono y me incorporo, no puedo estar acostado. Sigue sonando y no lo coge. Igual no puede. O igual no quiere. Tal vez no quiere hablar conmigo y lo entiendo, yo no sé si querría hablar conmigo tampoco. Me lo tengo más que merecido. Al final ya doy por sentado que no va a responder, me aparto el móvil de la oreja y cuando voy a colgar escucho su voz.
-¿Diga? -me lo vuelvo a poner en la oreja y casi se me cae. Estoy hiperventilando.
-Hola, Unai. Soy Pedri.
-Lo sé, tengo tu número guardado -soy Pedri y estúpido, al parecer, también. Claro que sabe quién soy.
-¿Qué tal estás? ¿Cómo fue la operación? -empiezo por lo fácil. Poco a poco, Pedri.
-Bien, todo ha ido bien. Fue más rápido de lo que esperaba.
-¿Te duele? ¿Para cuánto tiempo tienes?
-No me duele mucho, estoy tomando medicamentos fuertes. Tengo hasta diciembre, por lo menos, pero no creo que vuelva hasta enero.
-Bien. Es decir, no está bien, es una putada -me pongo la mano en la frente, estoy sudando, joder.- Pero tómatelo con calma y paciencia, es mejor volver estando al 100%.
-Sí, gracias.
No sé qué más decirle. No sé cómo decírselo, al menos. La línea se queda en silencio, yo no hablo y él tampoco. Lo escucho respirar al otro lado, parece tranquilo. Me ha respondido frío pero correcto. Claro, tampoco se podía esperar otra cosa. De hecho, lo lógico es que no me hubiese cogido el teléfono.
-Pedri, ¿para qué me has llamado? -su voz me saca del trance y se me acelera el corazón. Es el momento, díselo.
-Para ver cómo estabas y qué tal había ido la operación -no, eso no es lo que quería decir, mierda.
-Vale, pues ya lo sabes. Gracias por llamar -mierda, va a colgar. Mierda, Pedri, reacciona.
-No, espera, Unai.
-¿Qué?
-Yo... siento cómo fue todo el otro día. Vi tu mensaje por la mañana y me asusté, me vino grande pensar que estabas sintiendo eso por mí. Me pilló por sorpresa y no supe gestionarlo y lo siento tantísimo. No tenía que haber sido así, me porté fatal, como un capullo integral. Tendría que haber hablado contigo, haberte dicho lo que había visto y cómo me estaba haciendo sentir. Perdóname, por favor.
-Sí, tendrías que haber hablado conmigo. Te hubiera dicho que iba borracho y que estaba tan bien contigo que me emocioné, pero que no hacía falta que fuésemos a mi velocidad, que podíamos frenar. Te hubiera pedido perdón por acelerarme tanto, porque soy muy intenso y a veces se me va de las manos, pero que me gustabas tanto que estaba ilusionado -le noto el enfado en la voz, pero me he quedado con un detalle de todo lo que ha dicho. Tal vez con lo más insignificante.
-¿Te gustaba? ¿En pasado? ¿Quiere decir que ya no te gusto? -lo oigo resoplar al otro lado de la línea.
-¿Eso es lo que te preocupa? ¿Que sobre haberme dejado tirado como lo hiciste ya no me gustes?
-No, es decir. Tú me sigues gustando mucho, Unai. Muchísimo. He pensado en ti todos los días, estoy angustiado y enfadado conmigo mismo. He sido una compañía pésima para mis padres y para mi hermano porque estoy de mal humor por cómo lo gestioné todo. Porque a pesar del miedo que sentí al leer tu mensaje, todavía me gustas.
-Pedri... Me puse un límite. Te he estado esperando toda una semana. Esta llamada ayer hubiera ido muy diferente, pero hoy no. Lo siento. Que te vaya bien.
Me cuelga. Siento los pitidos del fin de llamada pero no soy capaz de quitarme el teléfono de la oreja. He llegado tarde, por ser un cobarde una vez más. Siento como la rabia crece dentro de mí. Se me ocurre una idea, puede que sea descabellada, pero se me ocurre y se aferra a mi mente y sé que no me va a dejar en paz. No debería hacerlo, pero sé que voy a hacerlo. Voy a dejar de ser un cobarde. A la mierda, esto no se va a quedar así.
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Revisa el VAR | Unai + Pedri
Fiksi PenggemarTras su lesión durante la Eurocopa, Pedri se enfada con el mundo. El único al que deja pasar es a Unai, aunque puede que tenga motivos para hacerlo. ¿Sus labios sabrán a fuegos artificiales y petazetas? Puede que lo compruebe. Y si lo hace, puede q...