Capítulo 11 - Sigo adelante

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Día de la final y siento que mis emociones están en una montaña rusa. Estoy emocionado por el partido y porque creo que vamos a ganar. Tengo ganas de ver a mis compañeros darlo todo. Pero también estoy triste, no puedo dejar de pensar que me estoy perdiendo una final de la Eurocopa por una lesión, después de lo que me costó volver a la Selección. Es una puta mierda. A todo eso le sumamos que no he hablado con Unai desde el viernes. En el cumple de Nico se sentó a la otra punta de la mesa. Ayer prácticamente no lo vi en todo el día y en el cumple de Lamine, más de lo mismo.

Lo entiendo, de verdad que entiendo que todo esto haya sido demasiado para él. Cada uno tenemos nuestros tiempos para las cosas y no soy estúpido, ha escalado rápido. No ha sido ni una semana. Pero precisamente por eso, esperaba que esto durara más. Mucho más no, porque sea cuál sea el resultado del partido de hoy, mañana volvemos a España y ahí estaba nuestra sentencia. Pero un poquito más. Es como si me hubiesen quitado una piruleta después de dos lamidas. Estoy frustrado.

Esta mañana nos hemos trasladado a Berlín y nos quedamos en un hotel de la ciudad, para facilitar las cosas. Eso ha hecho que ya no sepa cuál es su habitación, y no tenerlo ubicado me desconcierta. Al menos hoy estaré con Gavi, que ya me ha contado todo lo que ha pasado con Aurora, su novia. Me consuela no ser el único que tiene problemas sentimentales, aunque los míos no sean con una princesa Disney. Me siento un poco mal porque yo no le he contado nada de lo de Unai, pero he pensado que ya lo sabe mucha gente y que tengo que respetar sus deseos. Eso he hecho estos dos días, respetar sus decisiones y ha sido una puta mierda.

Este estadio es enorme, y yo voy muy lento andando. Encontrar a mi familia creo que va a ser imposible, pero quiero verles antes de asistir a la charla del míster previa al partido. Sé que están en una zona VIP cerca de los vestuarios y voy preguntando al personal que me encuentro. Al final llego, me parece que he estado una eternidad buscándolos. La sala está petada de gente, pero ubico a mis amigos charlando con mi madre y a mi padre con una pareja que no reconozco. Me acerco con una sonrisa y lo primero que hago es abrazar a mamá, siempre a mamá.

-¿Cómo estás, mi niño? -me lo pregunta bajito, y a mi me emociona, como siempre.

-Hecho un lío mami, pero con ganas de ganar la Eurocopa.

Alguien tira de mi brazo y me separa de mamá. Es mi padre, que está eufórico y me arrastra hacia la pareja con la que estaba hablando.

-Mira Pedri, ven. ¡Son los padres de Unai! ¿Los conoces?

Por supuesto que mi padre se ha hecho amigo de los padres de Unai. Este hombre podría hacer amistad hasta con una piedra, eso lo tengo claro. Pero joder, qué puntería tiene. Esbozo una sonrisa a pesar de que estoy nervioso porque, a ver, me he liado con su hijo los últimos días, esto no es fácil ¿vale?

-No, no tengo el placer, encantado.

Les alargo la mano, siento que me tiembla un poco y los dos me la estrechan, con una sonrisa.

-Les he dicho que su hijo y tú sois muy amigos, me dijiste que os llevabais bien, ¿no?

-Sí, sí, nos llevamos genial -si ellos supieran lo bien que nos hemos llevado.- Unai es un gran portero y estoy seguro de que estará muy contento de que hayan venido.

-Yo también estoy muy feliz de estar aquí, aunque me estén comiendo los nervios -su madre suelta una risita y yo me reconcilio un poco con ella, aunque no sabía que estuviese enfadado.

Unos minutos después me despido de todos y salgo en busca del vestuario. Aunque esté cerca me cuesta encontrarlo, de verdad que esto es un laberinto. Cuando llego ya están todos concentrados, busco a Gavi y me sitúo a su lado para escuchar las palabras del entrenador. Mucho se ha hablado de los discursos de Luis Aragonés, pero Luis de la Fuente también suelta unas perlas que deberían quedar para la posteridad.

Cuando termina estamos todos motivados, incluso los que no saldremos hoy al campo. Estamos centrados en ganar esta Eurocopa y el ambiente en el vestuario es electrizante. Al final me hago el ánimo, porque lo he estado evitando desde el momento en que he entrado, y busco a Unai con la mirada. Me sorprende que él ya esté fijo en mí. En cuanto nuestras miradas se cruzan, siento como me embarga un sentimiento amargo. Todos van saliendo, pero yo me he quedado aquí, fijo en mi sitio, mirándolo. Le he respetado los últimos dos días, pero sé que ahora voy a hablar con él, lo necesito y por la expresión de su cara, creo que él también. Al final nos quedamos solos, como antes de la semifinal. Él sentado en su banco, con los brazos apoyados en las piernas y mirándome fijamente. No hace mención de levantarse, así que soy yo el que me acerco y me sitúo delante de él.

-He visto a tu madre, me alegro de que haya venido. Disfrútalo, por favor, Unai. Disfruta de esta final.

-Pedri, yo...

-Ahora no -lo interrumpo.- Céntrate en el juego. Hablamos después, ¿vale?

Asiente con la cabeza y leo en sus ojos que él está tan confundido como yo con esta situación. Me entran ganas de besarle, muchísimas, pero ese barco ya ha zarpado para mí, supongo, y no quiero confundirlo más. Para calmar un poco mis ansias de tocarle le paso la mano por el pelo y se lo arreglo. Él cierra los ojos un segundo ante mi toque. No entiendo qué me está pasando, no nos entiendo, pero me obligo a alejarme y salir del vestuario. Siento una presión en el pecho y la certeza de que debería volver atrás y darle un beso, para comprobar algo, lo que sea. A pesar de eso, y por primera vez en mi vida, renuncio a comprobar y no lo hago, sigo adelante.

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NOTA DE LA AUTORA

Sé que el capítulo de hoy es algo más corto, pero os prometo que vale la pena porque... Se viene el momentazo por el que todxs estamos aquí. No digo más.

Revisa el VAR | Unai + PedriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora