Capítulo 19 - Voy con todo

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En cuanto pongo un pie fuera del avión me doy cuenta de que mi plan tiene una laguna. Y es una laguna tocha. No sé dónde cojones tengo que ir. A ver, sí, tengo un hotel evidentemente. Pero no he venido hasta Bilbao para estar en una habitación de hotel. Si le pido a Félix, mi agente, que me consiga la dirección que necesito puede que me mande a la mierda. Ya lo obligué ayer a asegurarme este vuelo, a conseguirme una habitación de hotel y un coche que me lleve a los sitios. Todo lo más discreto posible para que no me vea absolutamente nadie. No quiero pensar en el dineral que me he gastado.

Mientras me guían por el aeropuerto, voy dándole vueltas y llego a la conclusión de que solo hay una persona que puede ayudarme ahora mismo. Preferiría que no fuese precisamente Nico mi compinche en todo esto, pero no tengo otra alternativa. Le mando un mensaje y le digo que es urgente. No sé lo que puede tardar en responder ni si me lo podrá solucionar, así que al conductor del coche le digo que me lleve al hotel. Sin embargo, apenas cinco minutos después me llega un mensaje con una dirección.

NICO WILLIAMS

Por tu culpa le debo un favor a la de recursos humanos

Más te vale conseguir a tu hombre

Eres el mago del balón

Sé el mago del amor también

Le doy rápidamente la dirección al conductor para que se redirija y le respondo lo único que puedo responderle ahora mismo a Nico.

Te espero en Barcelona, vv

El blaugrana te va a sentar de vicio

El móvil me vibra enseguida pero lo ignoro porque siento que los nervios me empiezan a invadir. Ni siquiera sé si estará en casa, puede que se haya ido a Vitoria y entonces habré hecho esto para nada. Sin embargo, tan pocos días después de la operación mi intuición me dice que debe seguir aquí, para acudir a revisiones y médicos. Al menos, eso espero. Ya que me he tenido que enfrentar a mis preparadores, que no están nada contentos con la idea de que vaya a perderme dos días de entrenamiento, que sirva para algo. Mi madre también está un poco preocupada, porque no le he contado dónde voy. El único que está satisfecho con todo esto es Fer, que casi me hizo la ola cuando le conté el plan. Bueno, y Gavi también, que si me descuido se planta aquí conmigo. De hecho no me sorprendería demasiado encontrarlo esperándome en la puerta.

Por suerte, cuando llegamos no está Gavi por ningún sitio. Estamos en una zona residencial, con casitas poco llamativas y no muy grandes. Me hace sentir un poco derrochador, porque mi casa de Barcelona es enorme y solo vivimos mi hermano y yo. Al final el coche se para y el conductor me indica cuál de todas es.

-¿Necesita que le espere?

-No, creo que no -no tengo ni idea, puede que esto acabe muy rápido, pero decido jugármela.

-Si quiere que le vengamos a buscar, aquí tiene nuestro número, le mandaré a alguien.

Me pasa una tarjeta que me guardo en el bolsillo. Tengo la esperanza de no tener que utilizarla, pero no tengo tanta seguridad en mí mismo y en lo que estoy a punto de hacer. Igual el coche aún no ha dado la vuelta a la esquina y ya estoy llamando. Le pido que se espere hasta que entre en la casa, por si no está y así no quedarme tirado. Respiro hondo tres veces y me bajo del coche, haciéndome el valiente. Tengo dentro el impulso de pedirle que me lleve al hotel y no hacer nada de esto. Sería la salida más fácil. Pero no estoy aquí para escoger el camino fácil.

Cierro la puerta y me quedo de espaldas a la casa, necesito armarme de valor. Estoy sudando, y eso que aquí en Bilbao la temperatura es agradable. Venga, Pedri, tú puedes joder. Has hecho cosas más difíciles. Aunque tengo la sensación de que no, que esto es lo más complicado a lo que me he enfrentado hasta el momento. Tengo la intención de abrirme en canal, y eso no lo he hecho en mi puta vida.

Revisa el VAR | Unai + PedriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora