Percy Jackson, Campeón de los Dioses.

No hay juegos en la guerra

Capítulo 23:

Por enésima vez aquel atardecer, Percy comprobó que ninguna pieza de su equipo reluciera bajo la lánguida luz del atardecer. Una vez concluida la inspección, observó al resto de sus compañeros.

Después de las maniobras de la tarde, la V cohorte había cenado frugalmente antes de situarse en la posición que se les había asignado para los juegos de guerra de aquella noche.

Durante la marcha Percy había descubierto que hacía más de un año que la V no ganaba uno de aquellos juegos. Las posiciones de las diferentes cohortes eran sorteadas por el augur, en ese caso Octavian. Sospechosamente la V siempre se las veía en las posiciones más desfavorables, como la de aquella vez, siendo la única cohorte asaltando el campamento que el resto de cohortes había construido y ahora defendía.

Dakota y Gwen estuvieron un rato comentando posibles estrategias entre sí, sin llegar a decidirse por una en concreto. Dakota optaba por un asalto repentino al muro norte, que protegía la III cohorte, mientras que Gwen creía mejor fintar un ataque por un lado y después lanzarse a la puerta principal, confiando que la temeridad de la maniobra junto al elemento sorpresa les permitiera tomar esa sección del muro, desde dónde sería más fácil repeler los contraataques posteriores.

"¿Tú qué harías Percy?". Una voz a su lado le sacó de sus reflexiones.

Percy se giró hacia Hazel, que era quién le había hablado, al lado de ella Frank también le miraba, curioso.

"Es una posición fuerte. Yo intentaría una estrategia híbrida entre la de Dakota y Gwen. El grueso de la cohorte asaltando la puerta tras fintar un ataque por otro lado, y un grupo pequeño de legionarios escogidos asaltando el muro norte". Contestó, tras sopesarlo un poco.

"Sí, yo también he llegado a esa conclusión". Asintió Frank, quién después, y para su sorpresa, echó a andar hacia los dos centuriones, que seguían discutiendo.

Notando su sorpresa, Hazel contestó su pregunta muda. "Frank no lo hace a menudo porque piensa que está usurpando la autoridad de los centuriones, pero no solo es el mejor combatiente de la cohorte, sino también su mejor estratega. Las veces que más cerca hemos estado de ganar, y creéme que con las putadas que nos tocan suele ser imposible, han sido gracias a él y a sus planes."

Percy asintió, el respeto por el hijo de Marte aún más profundo que antes.

Un par de minutos después, Frank volvió a su lado. "He hablado con los centuriones. Nosotros asaltaremos la puerta trasera del campamento mientras el resto, tras una maniobra de distracción, tratarán de tomar la puerta principal". Y, sin decir nada más, echó a andar, seguido de Hazel, y, tras un instante de duda, también por Percy.

"Deberíamos alejarnos más del muro del campamento". Apuntó Hazel. "Y aprovechar la luz del atardecer para tomar posiciones. También tenemos que pensar como escalar el muro".

"Yo soy bueno con los cuchillos arrojadizos, y no se me da mal el arco, puedo ocuparme de los centinelas". Propuso Percy.

"Sí, yo también soy bueno con el arco, y si esperamos a que empiece el combate principal, la guardia en la puerta trasera debería de disminuir, facilitando las cosas. En cuanto al muro, había pensado en unas escalas". Añadió Frank.

"Puedo ser la primera en escalar, mientras vosotros me cubrís desde abajo, por si acaso aparece otra guardia o alguien da la alarma". Hazel se mostraba decidida, y optimista.

"Me parece un buen plan, pero, ¿podemos confiar en que cumplan con las reglas y se hagan los muertos?" Preguntó el hijo de Poseidón, que sabía que su plan sería sólido de poder matar, pero que se trataba de un entrenamiento donde la fuerza letal estaba prohibida.