La gloriosa V cohorte

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Capítulo 22:

Percy salió del Principia cuándo ya anochecía, a su alrededor los legionarios se afanaban en terminar las últimas tareas del día, y aunque parecía haberse corrido la voz sobre él, no muchos de ellos se quedaron viendo a Percy más de unos pocos segundos, todos más interesados en acabar de una vez y cenar que en observar al recién llegado.

Tras una silenciosa caminata, pues ni Percy ni el legionario al que le habían asignado para que le guiase hasta la hilera de tiendas de la Quinta estaban de humor para hablar, llegaron a su destino, otra fila más de tiendas idéntica al resto.

"Hemos llegado". Gruñó el legionario. "La tienda del fondo, la de mayor tamaño, es la de los centuriones, preséntate ante ellos y enséñales tu collar de "probatio", ellos te dirán dónde dormir".

"Gracias". Contestó Percy, seco y con pocas ganas de ser cortés con alguien que ni siquiera trataba de ser amable.

Ignorando la mirada del joven, Percy fue hasta la tienda que le habían indicado, y golpeó la solapa que hacía de entrada con el puño.

"Adelante". Le contestó una voz, y Percy entró en la tienda.

No era nada especial, amplia, una cama a cada extremo con un baúl a sus pies y un maniquí con una armadura completa, reluciente y engrasada. Una cortina recorría el centro de la tienda a modo de separación, aunque en ese momento estaba descorrida. Una pequeña mesa con un taburete en un lateral y un brasero completaban el mobiliario.

Sentada en la cama de la izquierda, afilando un gladius estaba Gwen, sólo con la túnica y el cinturón. Frente a ella, en una silla, había un chico, a todas luces el otro centurión. Parecía rondar la edad de Percy, con el pelo negro que podría ser rizado si lo dejara crecer más allá del casi rape que llevaba, Sus ojos oscuros le observaban con interés, pero con cierta distancia.

"Perseo Jackson, hijo de Neptuno, legionario en periodo de "probatio", la pretor me ha asignado a esta cohorte". Se presentó con la fácil marcialidad desarrollada por años en los SEAL.

"Ah, sí, el nuevo. Tu llegada al campamento ha sido... peculiar". Los ojos del chico brillaron con algo de alegría, como si encontrara hilarante cómo había llegado hasta allí. "Te hemos asignado al "contubernium" de Hazel Levesque y Frank Zhang. Es la tienda número 7, ellos se encargarán de supervisar tu adaptación".

Entendiendo que eso sería todo, Percy se cuadró y salió de la tienda, consciente de la afilada mirada que ambos centuriones le estaban dedicando, tratando de hacerse una idea del tipo de persona que era.

No le dio ninguna importancia, había estado años en la Armada, oficiales reticentes y desconfiados no eran una novedad para él.

Percy Jackson se dirigió a la tienda que le habían indicado en silencio y meditabundo, su primer día en la legión no había ido como esperaba, pero visto lo visto bien podría sacar provecho de la nueva situación.

Finalmente, sonrió, un gesto casi frío que no llegó a sus ojos.

Sí, sin duda podría trabajar con lo que había descubierto ese día, pero, por el momento, trataría de establecer una buena relación con sus compañeros de tienda.

Al fin y al cabo, tenía aún tiempo para desarrollar sus planes, ¿verdad?

—Salto de escena.—

Percy se levantó unos minutos antes del alba, por lo que estaba ya de pie cuándo los centuriones pasaron tienda por tienda levantando a los legionarios de la cohorte.

Como no tenía aún una armadura, simplemente se puso la túnica roja de manga corta y el cinturón con faldellín hecho de cuero y tachonado en bronce que le había prestado su compañero de tienda, Frank, la noche anterior.

Percy Jackson, Campeón de los Dioses.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora