El campamento moribundo:

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El grupo de semidioses estaba siendo atacado por un grupo de toros de cólquide, unos autómatas de metal y fuego creados por Hefesto...pero no era eso lo que le llamó la atención a Percy.

Los toros estaban en la cara interior de la colina, se suponía que el árbol de Thalia que protegía el campamento hacía imposible que los monstruos entrasen en el mismo.

"Patrulla de frontera, a mí." Gritó una voz que conocía muy bien.

Era Clarisse, hija de Ares.

La mestiza intentaba recomponer la formación de falange.

"¡Mantened la posición!"

Los toros volvieron a embestir a la falange, derribando a muchos de los semidioses, que de no haber estado completamente equipados para el combate habrían muerto.

Percy no perdió más el tiempo y convocó la armadura de Leónidas, después se lanzó al ataque.

Llegó justo a tiempo para ensartar a un toro que había conseguido acercarse por la espalda a Clarisse.

"¡Tyson, te necesito aquí!" Gritó Percy mientras golpeaba con su escudo el morro de otro de los toros.

Pero entonces vio que Tyson no podía acceder al campamento.

"Yo, Perseus Jackson te autorizo a entrar en el campamento mestizo."

Instantes después el cíclope apareció a su lado.

"Tyson, necesito que protejas a los semidioses derribados,yo me encargo del resto."

El cíclope asintió y se fue hacia los mestizos derribados.

Percy se giró hacia uno de los toros,que se preparaba para embestir.

Cuando el autómata se lanzó hacia él, Percy afianzó el agarre de su escudo y su posición.

Los semidioses tenían de por sí una fuerza inmensa,muy superior a la de los mortales,pero es que además Percy había entrenado su físico hasta el punto de que era capaz de levantar ligeramente un coche.

Cuando el toro finalmente embistió, el chico clavó una rodilla en tierra mientras que con su escudo hizo palanca, arrojando al autómata por los aires.

Percy no perdió el tiempo y se dio la vuelta para volver a encarar al toro, con un lanzazo rápido clavó su cabeza en el suelo, y después lo remató con su espada.

El autómata chisporroteó y se quedó inmóvil.

El chico alzó la mirada y analizó la situación.

El primer toro, al que había derribado de un lanzazo no se movía, un segundo toro había sido neutralizado por Clarisse, Tyson estaba junto a los semidioses, que parecían estar heridos de poca gravedad.

Pero Percy estaba extrañado, al principio del ataque había cinco toros y él solo veía a cuatro, así que el último...

Se giro con preocupación hacia donde había visto a Annabeth antes.

Lo que vio no le gustó nada.

La hija de Atenea era la semidiosa más capaz que había conocido, era además muy buena guerrera.

Pero estaba completamente acorralada.

El arma predilecta de la chica era un cuchillo de bronce celestial, un arma ideal para el combate cercano y contra una gran variedad de monstruos, pero ineficaz contra los toros de cólquide.

Al ser un arma de tan poco alcance se tenía que acercar mucho, lo que era muy complicado contra los autómatas, que expulsaban fuego por los cuatro costados.

Percy Jackson, Campeón de los Dioses.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora