17. Jaemin

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Jeno le había advertido que desmontar las sillas sería horrible, pero él lo descartó. Después de todo, el sofá era perfecto. O lo sería, una vez que
terminaran con las sillas y metieran todo en el espacio. Se preguntó si podría convencerlos de pintar las paredes de rojo, para que todo combinase bien.Era un poco extraño, pero estaba bastante seguro de que nadie lo culpaba por el trabajo extra en las sillas, quitando el barniz viejo y cambiando los tapizados a algo que combinara con su sofá. Tenían que saber que era por él. Jeno nunca habría elegido muebles que chocaran con lo que ya tenían. Jeno hubiera preferido no elegir muebles en absoluto, por mucho que hubiera soportado que Jaemin tuviera que sentarse en todas las sillas del lugar antes de decidirse por lo primero que había visto.

Ninguno de ellos había dicho una palabra cuando Jeno declaró que era el día de la restauración de sillas y arrastró a Jaemin por los suministros para
desmontar y volver a barnizar las sillas. Iban a ser de un rico caoba, e incluso Johnny parecía complacido con la elección. Así que allí estaban, las puertas delanteras abiertas para una mejor
ventilación, quitando el viejo acabado de las sillas. Era más difícil de lo quehabía imaginado, sus brazos le dolían por el agotamiento, pero de alguna manera hacerlo como manada mejoraba todo.

- Entonces, ¿cuándo uno de nosotros va a aprender a hacer café? - preguntó Jeno de la nada.

Jaemin lo miró - ¿Nunca has hecho café?

- ¿En una cafetera? Por supuesto. O una de esas máquinas para una sola taza - Jeno ignoró deliberadamente la mueca que hizo Johnny ante la mención de las máquinas de un solo tiro y señaló el enorme artilugio sobre el mostrador - No sé cómo pronunciar el nombre de la empresa que fabricó esa cosa, y mucho menos cómo usarla.

Doyoung frunció el ceño y se mordió el labio, mirando la máquina - ¿Ustedes creen que será difícil? - después de un momento, se puso de pie y se acercó a la puerta entre ellos y la librería, tocó y esperó una respuesta.

Jungmin había demostrado ser una persona encantadora durante las dos semanas desde que comenzaron a trabajar en la tienda. Estaba emocionada de que se mudaran, Doyoung y ella se habían unido por amor a los libros. Abrió la puerta con un floreo y les sonrió.

- Te lo he dicho, no tienes que llamar, querido. Es una tienda pública, vamos a mantener la puerta abierta una vez que inauguren.

Doyoung se sonrojó e hizo un gesto hacia donde estaban aplicando la sustancia nociva para pelar la pintura vieja - No queríamos someterte al olor.

Mientras parecía un poco como si ella quisiera pellizcarle la mejilla, se contuvo - Me parece bien. ¿Hay algo que pueda hacer por ti? Tengo café si aún no has encendido la vieja máquina de espresso. Siempre puedes venir por un poco.

Johnny murmuró algo sobre máquinas de café monodosis y el infierno, pero nadie le prestó atención.

- La, um, máquina de espresso es sobre lo que quería preguntar, en realidad - se volvió y la miró como si él fuera Steve Irwin y la maquina fuera un miembro incomprendido del reino animal - ¿Tienes alguna idea de cómo funciona?

Ella se rio y sacudió la cabeza - Oh, Dios mío, no - entonces inclinó la cabeza hacia un lado,
pensativa - Pero podría tener un libro para eso.

Los ojos de Doyoung se iluminaron y la siguió de regreso a la librería.

- No creas que esto te impedirá ayudar - gritó Jaemin, luego se dio cuenta de lo que había hecho y agachó la cabeza -. Em...

- Maldita sea - murmuró Johnny - Más de diez minutos y voy a entrar por ti.

Jeno puso los ojos en blanco y siguió aplicando removedor de pintura, pero había una pequeña sonrisa acechando en las comisuras de sus labios.
Una calidez llenó el pecho de Jaemin cuando volvió al trabajo.

Interlude; Oasis Donde viven las historias. Descúbrelo ahora