6. Jeno

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La historia de Jaemin era horrible; no había otra forma de verlo.Un miembro de su manada, bajo la amenaza de ser expulsado por ser un alfa peligroso y desdeñoso, demostró ser exactamente eso al matar al padre de Jaemin, el anterior alfa.

— ¿Por qué nadie hizo nada? — preguntó Johnny. Era un gran líder, pero algunas veces le costaba ver la oscuridad en las personas. Doyoung era peor, inocente hasta el punto de ponerse en peligro porque siempre estaba tratando de ver lo mejor en todos. Por eso lo necesitaban.

— Porque era más fácil no hacerlo. Ninguno de ellos quería pelear, así que era más fácil sentarse y ver sufrir a alguien má — estiró la pierna frente a él, apoyando el pie herido en la mesa de café lo más lejos posibles de las cajas de pizza cerradas.

Johnny hizo una mueca, pero no dijo nada. Nunca lo haría cuando se trataba de su pierna lesionada y Jeno tuvo que admitir que ocasionalmente se aprovechaba de eso. Se volvió hacia Jaemin — Cualquiera en tu situación se habría ido. ¿Por qué no te dejó ir?

Jaemin puso su propio rostro de disgusto, superando al de Johnny por un kilómetro — Él cree que, si se casa conmigo, legitima su liderazgo.

Doyoung lo miró, parpadeando repetidamente — ¿Quiere casarse contigo? ¿Él no planea... ya sabes, tener hijos?

— Sospecho que yo tendría un conveniente accidente cuando él encuentre a una mujer con la que quiera tener hijos — explicó Jaemin, todo
indiferente, como si hubiera considerado todas las posibilidades y esta parecía la conclusión más natural y sensata. Sin presunciones, sin sustitutos, justo en el blanco.

No es de extrañar, en realidad, ya que este tipo, Minho ya había demostrado ser capaz de cometer un asesinato como si nada. Minho. Era un nombre tan benigno para un aspirante a violador sociópata asesino. Parecía que debería llamarse algo así como Vlad o Attila.

— Y en cuanto a los omegas — irrumpió Jaemin en los pensamientos de Jeno — Éramos... es decir, somos algo opuesto a ustedes, los alfas. Se supone
que debemos ser los criadores. Los cuidadores.

— ¿Se supone? — preguntó Johnnycon seriedad, como solía hacer.

Jaemin suspiró y miró su segundo trozo de pizza a medio comer — No tengo un hueso materno en mi cuerpo. No soy bueno con los niños. No puedo cocinar. Y no soy una mujer omega, así que ni siquiera puedo tener hijos.

Todos se quedaron sentados en silencio por un momento. Johnny pensativo, Doyoung luciendo triste y culpable, como solía hacer cuando pensaba en la sociedad de los hombres lobo. Había crecido en lo que él llamaba una "manada tradicional", por lo que Jeno asumió que su gente había tratado a los omegas, bueno, como la gente en los años cincuenta había tratado a las mujeres. Jaemin comprendió, parecía nervioso. Jesús. El tipo pensaba que lo iban a tratar diferente porque se enteraron de que otros lobos estaban atrapados en el siglo equivocado. La mejor manera de manejar esto era con toda la formalidad que se merecía esa basura. Soltó una pedorrera. Todos se giraron para mirarlo.

— Oh, vamos. Eso es un montón de basura. ¿Dónde diablos está el hueso materno, de todos modos? — se volvió hacia Jaemin — ¿Hay algo diferente en ti, además de oler a azúcar y parecer un jovencito?

Jaemin se sonrojó, y era jodidamente adorable — Bueno, lo hay — tosió y murmuró algo, pero cuando todos menos Doyoung continuaron mirándolo expectantes, repitió — el calor.

Doyoung se puso rojo brillante y saltó, recogiendo las cajas de pizza — Voy a llevar esto a la...

— Siéntate — ordenó Johnny, y el trasero de Doyoung golpeó el suelo una milésima de segundo después — ¿Qué es el calor? — Johnny miró entre Doyoung y Jaemin, y ya que Jaemin parecía nervioso, se concentró por completo en Doyoung.

Después de un largo momento de silencio, Doyoung se aclaró la garganta — Bien. Así que... ¿Sabes que dije que gran parte de nuestra fisiología se basa vagamente en lobos salvajes? — Johnny asintió y movió su dedo en el gesto universal de continuar — Los lobos salvajes tienen, como, ya sabes. Una temporada de apareamiento.

— Pero los omegas no pueden tener hijos — dijo Johnny — Quiero decir, los omegas no pueden tener hijos, ¿verdad?

— Correcto. Bueno, los omegas masculinos no pueden tener hijos. Tal vez podrían, en los días en que estábamos en peligro de extinción, pero ahora no pueden. La mayoría de los omegas son mujeres y tienen los mismos impulsos. Durante las épocas del año en que sus cuerpos sugieren que sería seguro tener hijos, en cierto modo... eso es...

— Entran en celo — terminó Johnny por él. Se recostó en su asiento y parecía conmocionado, como si Doyoung le hubiera dicho que personalmente iba a entrar en celo.

Jeno se encogió de hombros — Suena horrible. — miró a Jaemin — ¿Es de mala educación preguntar?

Jaemin se encogió de hombros con poco entusiasmo — Supongo que es bastante tabú. Nadie habla de eso. Es el "asunto omega" y se espera que lo manejemos solos a menos que estemos casados. Pero no es tan malo. No es doloroso ni nada — se sonrojó, y se veía mucho mejor en él que en Doyoung — Es simplemente un poco vergonzoso.

Doyoung se estiró nuevamente hacia las cajas y comenzó a poner todo lo posible en la misma. Jeno le hizo una mueca — No pongas esa basura de pescado con la pizza real. Hará que apeste.

Jeno tomó su bastón, pero cuando lo rodeó con los dedos, toda su mano derecha sufrió un espasmo y se retorció sin control. Maldijo por lo bajo y apretó la mano en un puño. Johnny y Doyoung se quedaron en silencio, pero Jaemin prácticamente saltó de su silla — ¿Estás bien?

Casi podía sentir a los chicos estremecerse ante la pregunta. A nadie le gustaba hablar de sus heridas. Él entendía eso. Ellos no habrían querido
hablar de eso si hubieran vuelto a casa heridos.
Los hombres lobo se curaban tan rápido que a veces la herida no se registraba antes de desaparecer. Los cortes durante afeitado no tenían tiempo de sangrar en la ocasión en que se molestaba en afeitarse. Pero la pierna de Jeno había sido aplastada antes de que lo mordieran,
aunque solo un poco antes. Estaba curando, pero lo hacía como si todavía fuera humano.

Los médicos habían dicho que probablemente necesitaría el bastón para siempre, pero considerando todo, no era gran cosa. Había
sobrevivido, a diferencia de tantos otros. La contracción, sin embargo... eso no estaba bien. Al principio, los médicos pensaron que era neurológico: un síntoma de una conmoción
cerebral. El único problema era que no tenía una conmoción cerebral. Después de que fue dado de alta, siguieron sugiriendo se pusiera en contacto
en busca de un terapeuta. Sí, claro. Incluso ahora que podía pagar un terapeuta, eso no iba a suceder. Lo último que necesitaba hacer era contarle a un perfecto desconocido, un civil, las cosas que había hecho en nombre de su país.

No era coincidencia que un ex francotirador boina verde sufriera un espasmo muscular incontrolable en la mano derecha. Si todo estaba en su cabeza, no iba a mejorar. Con todas sus fuerzas, agarró el mango de metal de su bastón. Cedió un poco bajo sus dedos, pero esta vez no se movió. Se puso lentamente de pie, en su mayor parte porque había aprendido la lección sobre levantarse demasiado rápido y asintió a Jaemin.

— Estoy bien.

No fue difícil ver el momento en que conectó todo. El espasmo, el bastón, el hecho de que aún no lo había visto caminar. Sus ojos se abrieron
de par en par, y en lugar de la lástima habitual, hubo un destello de decepción. Bueno, eso era decisivo. Doyoung le había advertido que a los hombres lobo, especialmente a los nacidos de esa manera, les molestaban las discapacidades físicas. Que era poco probable que lo aceptaran en cualquier manada. No había importado porque tenían su manada de tres, y eso era todo lo que necesitaban. No debería haber esperado algo mejor. No debería haber esperado que tal vez Jaemin pudiera ignorar su pierna y gustarle por lo que era.

Jaeminera un extraño y estaba de paso. No era un nuevo miembro de la manada y no estaba interesado en un hombre lobo mordido con una pierna mala. Se apartó de Jaemin y habló hacia la habitación en general — Voy a remojarme la pierna.

El jacuzzi interior era, literalmente, la mejor parte de tener el dinero para una casa multimillonaria. Y en este momento, tenía un gran vacío que llenar. Le dolía la pierna, pero también su ego, y el lugar vacío en su pecho que le decía que incluso con su manada, sus hermanos, faltaba algo.

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Recuerden que el omegavers depende mucho del autor.

Interlude; Oasis Donde viven las historias. Descúbrelo ahora