29. Jaemin

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Estaba esperando en la camioneta, zumbando con energía frustrada y preocupación — ¿Deberíamos dejar a Johnny ahí solo con él? Lo sé, lo sé, él es el alfa, pero…

Jeno lo besó para interrumpirlo, cuando se apartó, asintió — Esto es lo que mejor hace Johnny. La gente tiende a ver las cosas a su manera — alcanzó su bolsillo y luego soltó una pequeña maldición — Maldita sea. No tenemos teléfonos. Quería decirle a Doyoung que no necesita venir.

— Ustedes actúan como si Doyoung no fuera un soldado.

La mirada que cruzó el rostro de Jeno fue pensativa, casi como si estuviera de acuerdo, pero se encogió de hombros — Doyoung es especial. Las cosas malas no deberían tocarlo —Se inclinó y besó a Jaemin de nuevo — Como a ti.

Jaemin  resopló y se inclinó para darle su propio beso — No soy Doyoung, pero lo entiendo. Yo también quiero protegerte.

Jeno no actuó como si esa fuera una declaración extraña. En todo caso, pareció francamente complacido. Frunció el ceño hacia su pierna — Si vamos a llamar a Doyoung, deberíamos tomar prestado el teléfono de Johnny. Odio preguntar, pero…

— ¡En eso! — gritó Jaemin ya saliendo de la camioneta y corriendo de regreso a la cabaña.

Volvió a atravesar la puerta y encontró a Johnny poniendo una sábana alrededor de la silla, como la tela protectora que habían usado para evitar que el suelo del café se manchara de barniz. Los ojos de Jaemin se abrieron y miró a Minho, que apestaba a puro terror.

— Um, necesitamos tu teléfono para llamar a Doyoung, aupongo que ambos dejamos el nuestro en casa.

Johnny puso los ojos en blanco, pero sacó su teléfono del bolsillo y se lo arrojó a Jaemin — Está bien. Déjalo en el Rover. Esto no va a llevar mucho tiempo.

El olor que siguió a Jaemin fuera de la casa sugería que Minho se había meado encima. Se deslizó de nuevo en la camioneta, mirando el auto de Minho y la puerta más allá. ¿Johnny realmente iba a matarlo? Y si lo hacía, ¿le importaba? Jeno se acercó y le quitó el teléfono de las manos, luego le susurró al oído.

— No luzcas tan en conflicto. Johnny no es un asesino. Es realmente convincente.

Y eso fue todo. Jaemin se echó a reír. Se rio todo el tiempo mientras Jeno llamaba a Doyoung para que lo enviara a casa. Las lágrimas corrían por su rostro, ni siquiera estaba seguro de si se estaba riendo porque algo era gracioso. Cuando se encontró llorando en el hombro de Jeno un rato después, supuso que no.

— ¿Se acabó? — preguntó.

Jeno puso un dedo debajo de su barbilla y la levantó para que sus ojos se encontraran — Se acabó. Y como le dije, si alguna vez vuelvo a olerlo en nuestra ciudad, lo despellejaré y lo dejaré para los cuervos.

La forma práctica en que lo dijo fue de alguna manera escalofriante y tranquilizadora al mismo tiempo. Ambos miraron la mano de Jeno y... nada
pasó.

— Me duele la pierna como una perra — declaró, de la nada. Luego continuó; — Pero lo siento, dejé que eso me hiciera actuar como un imbécil. Debería tener un mejor control sobre mí mismo. No debí haber dicho lo que dije. Fue una mierda.

— Lo fue — asintió Jaemin — Pero podría haber estado un poco hipersensible. Sé que no piensas así.

Jeno negó con la cabeza — No espero que me des el beneficio de la duda porque normalmente no
soy un idiota, o probablemente porque no lo digo en serio. Hice una cosa de mierda, necesito hacerlo mejor.

Jaemin se inclinó con fuerza contra él, envolvió sus brazos alrededor de ese sólido pecho y respiró profundamente el rico y perfecto aroma de Jeno — Está bien — estuvo de acuerdo. Y eso fue todo.

Continuaron sentados allí juntos hasta que Johnny salió de la casa, limpiándose las manos como si se quitara la suciedad. Los miró y se acercó, así que Jaemin bajó la ventanilla y le tendió el teléfono.

— ¿Todo bien? — preguntó Johnny, mirando entre los dos. Era obvio que quería decir entre ellos, nada sobre Minho.

Jeno asintió y apoyó su cabeza contra la de Jaemin — Tenías razón. Fui un imbécil.

— Bueno, te conozco bastante bien — dijo Johnny, inexpresivo, pero había diversión al acecho detrás de las palabras — Deberíamos irnos antes de que vuelva en sí. Si fuera humano, diría que tenemos un par de horas, pero no lo es, no hay razón para probarlo. Causará una mayor impresión si se despierta solo.

Jaemin sintió el impulso de ir a ver qué había hecho Johnny, pero tenía la sensación de que, si entraba en la cabaña, no encontraría nada diferente a la última vez. Algunas cosas, pensó, era mejor no saberlas.

Interlude; Oasis Donde viven las historias. Descúbrelo ahora