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El camino le parece tan largo e interminable, cada paso doloroso hasta el extremo, quiere solo detenerse a llorar hasta sacar de su sistema todo el sufrimiento y la tristeza.

Continúa hasta llegar a la cafetería que Pedri le indicó por mensaje, diciendo que se unirían a él una vez pudiera dejar de vomitar. Siente un poco de simpatía por su amigo, también por Ferran, que debe estarlo cuidando mientras expulsa sus tripas hacía el inodoro.

Entra con la cabeza gacha, eligiendo una mesa en el fondo para poder sentarse solo sin que nadie observe su lamentable ser deslizar su cabeza contra la madera de la mesa. 

Las palabras de Anna resuenan en bucle en su mente, también las acciones de Robert. Sabe que es una persona cariñosa con sus parejas, lo vió con Marco y consigo mismo, pero en ningún momento se acercó a ella como lo haría con alguno de ellos.

Suspira, está pensando demasiado en las cosas y solo lo hará sentir peor después. Saca su celular, notando el mensaje del número desconocido que decide abrir, congelándose al empezar a leer.

Pablo. 

Escucha...

Quiero decirte que lo lamento mucho, ¿Vale? 

Actué como un maldito imbécil y tenías toda la razón al enojarte conmigo, lo siento.

Te amo Pablo, te amo demasiado y me avergüenza muchísimo mi comportamiento contigo ese día, entiendo si no quieres volver a verme, pero quisiera tener una segunda oportunidad para demostrarte lo mucho que te amo y lo arrepentido que estoy.

Por favor.

Solo piénsalo, ¿Si? 

Te amo, chiquito. 

Suspira, su mente dividida sin saber que pensar o que hacer. Hasta hace unas horas, habría sido una decisión tan sencilla, le diría que no pues estaría con su alma gemela. Pero su alma gemela va a casarse con alguien más. 

Escribe y borra un mensaje durante varios minutos, finalmente decidiendo enviar el texto y bloqueando su celular al ver las dos palomitas aparecer.

No estoy seguro, pero podemos hablarlo primero y te daré mi respuesta.

Veámonos este fin de semana, ¿vale?

Te avisaré en dónde y a qué hora.

Se siente tan pero tan estúpido. 

Recarga su frente contra la mesa, deseando que se abra un hueco en el suelo y lo lleve a sus momentos más felices, cuando no tenía que preocuparse por nada más que la siguiente vez que vería a su alma gemela.

—¿Gavi?

Levanta la mirada, su corazón se encoge cuando reconoce a Marco, quien le sonríe y se sienta en su mesa.

—Hola, has crecido bastante desde la última vez que nos vimos. —Se ríe cuando no obtiene una respuesta, dejando un vaso con café para quitarle la tapa. —Supongo que todavía no te caigo bien. ¿Ya te encontraste con Robert? 

Teme empezar a llorar si habla de la situación con su alma gemela, así que solo asiente sin agregar ningún comentario. 

—La había estado pasando muy mal, estaba muy preocupado por él. Pero luego encontró a Anna. —Marco no se da cuenta del efecto de sus palabras, las lágrimas escurren de sus ojos al imaginar múltiples escenarios de como es que funcionaron tan bien cómo pareja. —Creo que es bueno que se tengan el uno al otro, ambos han pasado por cosas muy complicadas. Diría que lucen muy bonitos juntos, pero he visto la química que tiene Anna con su alma gemela, son perfectas juntas.

Eso atraviesa su nube de miseria y lastima, sin importar su rostro lleno de lágrimas se inclina hacía Marco, la ansiedad haciéndole un nudo en el estómago.

—¿Anna está con su alma gemela? 

Marco parpadea confundido. —Si, están muy emocionadas por su boda. 

—Anna va a casarse con Robert.

Afirma, Marco asiente con la confusión plasmada en todo su rostro. Tiene la sensación de que no están hablando de la misma cosa. 

—Bueno, si. Pero, ya sabes que ellos, bueno... ¿Si hablaste con Robert? 

Y oh, tal vez debió haber hecho eso primero. 

Se sienta adecuadamente en la silla, las mejillas sonrojadas por la vergüenza. Se había perdido tanto en la emoción de volver a verlo que olvidó que tendrían mucho que hablar luego de tres años de no verse. Y después solo huyó sin darle la oportunidad a Robert de explicarle nada. 

Su celular suena con un mensaje de Pedri, diciendo que van en camino junto a varios emoticones sonrientes. Pablo se limpia el rostro con una servilleta, negándose a mirar a Marco.

—Mira, chico, no sé que pasó entre ustedes, pero se que Rob te ama. Hay cosas que no me corresponden a mi contarte, aunque se que son buenos el uno para el otro.

—Gracias. —Murmura, se siente solo un poco mejor. Su mente mucho más tranquila que en horas anteriores, su corazón todavía se siente herido, pero el dolor ha sido reemplazado por el anhelo de volver con la mitad de su alma. 

Quiere hacer las cosas bien, demostrarle que ha crecido lo suficiente para ser su pareja por el resto de sus vidas, hacerlo sentir tan amado y seguro como él lo hizo años atrás. 

—Puedes venir siempre que lo necesites. Thomas, mi alma gemela, es el dueño de la cafetería. Solo pregunta por cualquiera de nosotros.

Con eso, Marco se va, dejándolo solo con sus pensamientos ruidosos. Tiene muchas más preguntas que hacerle a Robert, muchas cosas que necesita saber si su vínculo como almas gemelas será romántico, realmente no quiere un vínculo platónico. 

Él quiere... Quiere a Robert. Quiere sus días buenos junto a sus días malos, los besos por la noche antes de ir a dormir, despertar enredados en el otro, compartir el desayuno y tener tazas en pareja almacenadas en las alacenas. Quiere noches de películas que terminen en besos dulces y quizás algo más si es lo que su alma quiere.

Quiere robar su ropa y tener su cepillo de dientes junto al suyo. Quiere lo bueno y lo malo. Lo dulce y lo amargo. El dolor y la felicidad. Quiere amarlo hasta que su alma se extinga y deban esperar a encontrarse en la siguiente vida para volver a enamorarse perdidamente. 

Quiere darle cada pedazo de si mismo como una ofrenda y una plegaria para ser merecedor de su amor. Quiere amarlo y ser amado de vuelta con la misma intensidad. 

Quiere muchas cosas, pero por el momento espera con paciencia hasta que Ferran entra arrastrando a Pedri que luce casi comatoso. Su desayuno es servido con rapidez y ellos charlan mientras se burlan de Pedro que no deja de beber agua.

Las pequeñas risas se convierten en carcajadas mientras los minutos se convierten en horas, el sol comienza a ocultarse en el horizonte y Pablo sabe que es momento de regresar con su alma gemela. 

Después de todo, tienen mucho de que hablar. 

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⏰ Última actualización: Aug 04 ⏰

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